sábado, 11 de julio de 2009

2004, Europeo sub'17: Cesc no está solo

Tras el brillante 2003, en el que nuestras selecciones inferiores lograron 2 subcampeonatos mundiales y uno europeo, el 2004 volvía a ser año exclusivamente de Campeonatos de Europa, una vuelta a la lucha por la supremacía continental y como siempre un gran banco de pruebas para las nuevas generaciones que se incorporaban al fútbol internacional. Claro que en la sub'17 de este año la novedad era menor, puesto que 4 de sus componentes ya habían saboreado el amargo sabor de la plata en el Mundial sub'17 de Finlandia 2003. Adán, Mandaluniz, Javi García y Cesc Fábregas debían liderar por su experiencia a un buen grupo de jóvenes talentos entre los que destacaban Gerard Piqué, Diego Capel, Marcos García, Esteban Granero o Jonathan Pereira. Pero evidentemente, por encima de todos ellos, sobresaliendo incluso entre el resto de jugadores del torneo, emergía la figura de Cesc Fábregas, doblemente galardonado en la cita mundialista finesa y que a estas alturas (mayo de 2004) ya sabía lo que era jugar y marcar con el primer equipo del Arsenal. Aunque todas las miradas se centraban en el nuevo protegido de Arsene Wenger, lo cierto es que ya en la fase de clasificación, disputada en marzo en las localidades gaditanas de Algeciras y Los Barrios, se había visto que en aquel equipo había bastantes más jugadores a tener en cuenta. Así que como casi siempre, el objetivo de Juan Santisteban era volver de Francia con el título en el equipaje.


No sería fácil, puesto que tras la citada fase previa en la que nos clasificamos empatados a puntos con Rusia pero con bastante mejor diferencia de goles gracias a sendas goleadas infligidas a la República Checa (4-0) y a Hungría (6-1), nuestros rivales en la fase de grupos del Campeonato de Europa serían Francia, selección anfitriona y siempre candidata, Turquía, que empezaba a despuntar en categorías inferiores, e Irlanda del Norte. El debut ante los otomanos fue tremendamente complicado, pues Turquía era un rival correoso y no exento de calidad que puso en aprietos al equipo español, teóricamente favorito y que salió obligado a mandar en el partido. Claro que eso era lo que se esperaba y también lo que los nuestros sabían hacer, y desde el comienzo las pocas ocasiones del encuentro cayeron mayoritariamente del lado hispano. Con un 4-4-2 muy marcado, con Javi García jugando en punta con la idea de usar su envergadura para cazar los centros desde las bandas de Marcos y Carmona, Cesc y Mario Suárez se encargaban de ordenar el juego desde el mediocentro. El dominio español fue casi absoluto y el premio llegó al filo del descanso, cuando el jugador del Villarreal Marcos aprovechó un mal despeje del portero para marcar el primer gol. La segunda parte fue más disputada y los turcos se estiraron en busca del empate, algo que estuvieron a punto de lograr con un tiro al travesaño, pero también España tuvo sus ocasiones para sentenciar. Afortunadamente no hubo que lamentar esas oportunidades marradas y se llegó al final de los 80 minutos con esa victoria que servía para poder tomarse el partido contra Francia con menos tensión.

 
Y es que si España presentaba una gran selección, la Francia de Philippe Bergeroo (otro clásico de las selecciones inferiores) no le iba a la zaga y en sus filas contaba con jugadores como el férreo central Abdelkarim El Mourabet, el veloz Franck Songo'o (hijo del ex-portero del Deportivo), los habilidosos centrocampistas Hatem Ben Arfa y Samir Nasri y dos rápidos y potentes delanteros como Jeremy Menez y Karim Benzema, si bien este último no disfrutó de muchos minutos en el torneo. Un equipo temible que, jugando en casa, salió dispuesto a marcar el territorio y tuvo las primeras ocasiones gracias a la movilidad de Menez y a su buen entendimiento con Ben Arfa y Nasri, superiores en este comienzo al centro del campo español. Santisteban además tuvo que introducir en el minuto 13 al delantero del Espanyol Marc Pedraza por la lesión del albaceteño César Díaz y, para completar el mal arranque de España, el gol francés llegó sólo cinco minutos después, cuando un centro de Menez fue introducido por Mario Suárez en propia puerta. Como ya nada podía ir peor, el tanto sirvió para que España se metiera en el partido y Carmona gozó de un par de buenas oportunidades que no supo aprovechar. En la segunda parte el duelo se equilibró y los dos guardametas se convirtieron en protagonistas al abortar casi todas las ocasiones de gol. La entrada de Diego Capel le dio más mordiente al ataque español pero no era el día ni de Javi García ni de Piqué, que incorporado a la desesperada tuvo en su cabeza el empate pero no acertó.

La derrota sin embargo no era demasiado trascendente ya que bastaba con ganar a la débil Irlanda del Norte para asegurarse el pase a semifinales, y eso fue lo que ocurrió. Marc Pedraza tuvo su tarde de gloria al anotar los tres primeros goles del cuadro español, que ya antes de que el espanyolista abriera la cuenta en el minuto 27 había dispuesto de varias oportunidades muy claras, incluyendo un disparo al larguero de Marcos. Los goles llegaron como culminación de una serie de contrataques muy bien llevados por toda la delantera hispana, que con espacios demostraba ser demoledora. Tras el tercer gol, al poco de comenzar la segunda parte, España se relajó un poco y casi en el primer acercamiento norirlandés Matt Doherty clavó una tremenda volea en la escuadra de Adán. El tanto del rival espoleó a los nuestros, que volvieron a crear muchas oportunidades, y fue Diego Capel quien marcó el cuarto en el minuto 65 tras una bonita jugada personal. De ahí al final, más oportunidades para España, sobre todo en las botas de Jonathan Pereira, que podían haber significado un resultado de auténtico escándalo. Pero lo importante era la victoria, que nos metía en semifinales como segundos de grupo, lo que significaba tener a Inglaterra como rival en la penúltima ronda.

Inglaterra había liderado el grupo B por delante de Portugal, a la que habían derrotado con claridad por 3-1 en su enfrentamiento particular, y se mostraban como una selección rocosa y veloz, típicamente británica. Con David Wheater como jefe de la defensa, Mark Noble era el encargado de mantener el orden y hacer circular la pelota desde el centro del campo. En el banquillo figuraba el delantero Frazier Campbell, aunque la principal referencia ofensiva era Shane Paul que ya había marcado 3 goles en el torneo. El partido tuvo un comienzo electrizante y Carmona estuvo a punto de adelantar a los nuestro en el minuto 1, pero su disparo se topó con el poste. El primer gol llegó a los diez minutos tras una buena internada de Cesc y un potente remate de Pedraza que el siempre atento Marcos cazó en el segundo palo para enviar la bola a la red. Inglaterra se recuperó de inmediato y Kyel Reid casi empató en la jugada siguiente, pero su disparo se marchó desviado. Pocos minutos después, el propio Reid botó un córner muy cerrado que Mario Suárez no supo despejar en el primer palo y que sorprendió a Adán, quien no pudo evitar que el balón se colara en su meta. Empate a uno y dominio inglés de ahí al descanso, con llegadas constantes ante una defensa que se sentía desprotegida por la baja de Piqué, sancionado por acumulación de tarjetas. El inicio de la segunda parte siguió el mismo guión que el final de la primera mitad, con Inglaterra llegando con peligro a la meta de Adán. Aunque la entrada de Jonathan Pereira y Diego Capel supuso un soplo de aire fresco para el inoperante ataque español, las ocasiones más peligrosas continuaban siendo para los británicos. El final del partido se acercaba e hizo honor al emocionante encuentro que se estaba disputando. En el minuto 79, una brillante acción del sevillista Diego Capel fue abruptamente cortada dentro del área por Mark Noble, que fue justamente expulsado. Era el último minuto, la hora para los líderes, y ahí apareció un hasta ese momento desdibujado Cesc Fábregas para demostrar a su país de adopción de qué pasta estaba hecho. Tomó el balón con decisión y su disparo a media altura fue imposible de alcanzar para el portero inglés. En el tiempo de prolongación Inglaterra mandó arriba a todos sus hombres pero no hubo manera de derribar la muralla española y los de Santisteban corrieron a celebrar su pase a la final. Allí esperaba Francia, que se había deshecho de Portugal por 3-1, remontando el tanto inicial luso.

Gol de Cesc a Inglaterra


Por segundo año consecutivo España se enfrentaría en la final del Europeo sub'17 al organizador del torneo, y esperaba no repetir el resultado de 2003. Además la derrota de la primera fase estaba muy cercana y en los nuestros había ánimo de revancha. Sin embargo el duelo en Châteauroux no pudo empezar peor: en la primera acción del partido Francia logró adelantarse en el marcador al culminar Kevin Constant una buena jugada por banda. No había pasado ni medio minuto y España ya estaba a remolque, obligada a chocar una y otra vez contra la ordenada defensa francesa. Claramente superados por las circunstancias, los españoles pecaron de impaciencia mientras el rival, muy cómodo en su papel, se limitaba a esperar alguna genialidad del omnipresente Ben Arfa, muy activo todo el encuentro, y a enviar pelotazos a un Jeremy Menez bien sujetado por Piqué. Cesc Fábregas dispuso de la primera ocasión clara para España pero su disparo salió desviado por poco. Luego, en unos minutos de acoso hispano, Javi García y Cesc volvieron a estar cerca del gol, pero sus remates no encontraron el camino a la red, e incluso un libre directo del jugador del Arsenal se estrelló en el poste del meta Benoit Costil. Al borde del descanso, Francia pudo desembarazarse del tímido dominio español y Menez y el defensa Akakpo tuvieron sus opciones, aunque tampoco acertaron. Santisteban movió ficha en el descanso y la entrada de Jonathan Pereira y Diego Capel sirvió para abrir un poco más el campo y ofrecer nuevas alternativas a Cesc, que seguía siendo quien más lo intentaba. Por el bando francés, Ben Arfa era quien llevaba el peligro, cada vez más cómodo con los espacios que iba dejando el centro del campo español. Fruto de un gran pase suyo fue una clarísima oportunidad de Menez, que no pudo superar a Adán en el mano a mano. Pero más por ganas que por buen juego, España se estaba mereciendo el empate y por fin lo logró en el minuto 63, cuando Gerard Piqué hizo alarde de su poderío en el juego aéreo para cabecear a las mallas un saque de esquina. El último cuarto de hora se jugó de poder a poder, con Francia buscando el gol con algo más de insistencia pero con España buscando también sus opciones en la velocidad de Pereira y el desborde de Capel. Sin embargo, el triángulo formado por Ben Arfa, Menez y Nasri empezaba otra vez a combinar con peligro y en este último tramo los tres tuvieron una oportunidad para dar la victoria a su equipo: primero Menez chutó fuera cuando tenía todo a favor, luego fue Ben Arfa quien no encontró portería con un intencionado chut desde fuera del área, y ya en el último minuto fue Samir Nasri el que agarró un balón en tres cuartos de cancha, avanzó hasta la frontal y soltó un colocado disparo ante el que nada pudo hacer Adán. De esta dolorosa manera España volvía a caer en la final de un Campeonato de Europa de la categoría, aunque dejaba para la esperanza un buen puñado de nombres a seguir con atención durante los próximos años. Antes del torneo España era Cesc y diez más, pero tras el campeonato teníamos claro que la generación del 87 pisaba con mucha fuerza.

4 comentarios:

  1. olaa, acaba de conocer tu blog y esta muy bien, saludos y te espero en www.golesdelaliga.blogspot.com.

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  2. muchas gracias y bienvenido, por supuesto que le echaré un vistazo al tuyo (creo que lo conozco aunque nunca he comentado)

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  3. buena generación esta, a mi particularmente el abanderado me parece el pirata granero,no entiendo como no se le da una oportunidad de verdad en el madrid.Saludos

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  4. Curiosamente Granero no jugaba, en el centro del campo estaba Mario Suárez, Cesc que era indiscutible y luego el invento de Javi García como delantero pero que al final era más un tapón que otra cosa porque no aportaba demasiado. De esta generación recuerdo sobre todo el pre-europeo, en el que todo se basaba en Piqué y Capel, era impresionante ver a ese central altísimo y con un pelo rubio casi a lo afro salir de la cueva con una fuerza y una calidad terribles, creaba muchísimas ocasiones, casi como esos alevines grandotes que juegan a fútbol 7 y les colocan atrás, que cogen el balón, pasan del círculo central y pegan un zambombazo a puerta... Y Capel por supuesto que se iba de todos todas las veces que quería, sin levantar la cabeza, eso sí, pero se iba siempre, entre los dos llevaban al equipo en volandas. Luego en el campeonato fue suplente porque Santisteban prefería a Marquitos, que aportaba algo más de fuerza y sobre todo control de juego, ya que era más combinativo que Capel

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