1-0
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Santi Denia intenta consolar a Saúl (© FIFA) |
No digo que esté bien perder, pero sí es verdad que a veces se necesita una derrota que nos recuerde lo que realmente somos, lo que éramos hasta no hace tanto y lo que, en buena lógica, volveremos a ser tarde o temprano. Caer eliminados en cuartos de final de un Mundial es parte de nuestra idiosincrasia nacional y, por fortuna, en estos tiempos trufados de éxitos y títulos casi en cada torneo, hay una categoría, precisamente aquella que empezó el camino a la gloria hace ya casi quince años, que parece haber decidido seguir fiel a esa costumbre de perder el partido que marca el límite entre los sueños y la decepción. España lleva desde 2003 sin jugar una semifinal de un Mundial sub'20 y habrá que esperar al menos dos años más para ver si cambia el guión.
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Suso dispara a puerta (© FIFA) |
Uruguay había sufrido en octavos
de final para eliminar a una
Nigeria con un hombre menos desde la primera
mitad, mostrando muchos problemas a la hora de llevar el peso del partido; de
hecho, su victoria más contundente en la primera fase, un 4-0 frente a
Uzbekistán, se había producido a base de contragolpes bien llevados por
De
Arrascaeta y
Nico López, así que no fue ninguna sorpresa que España se adueñara
del esférico desde el pitido inicial. De cualquier manera, como ya comentamos
en encuentros anteriores, esta España es un equipo relativamente vulnerable, y
cerca del cuarto de hora de juego Uruguay rozó el gol en un par de cabezazos
tras sendas internadas por la izquierda. España, que sólo había probado fortuna
en un lejano lanzamiento de falta de
Saúl, estuvo a punto de adelantarse a los
veinte minutos en una genialidad de
Deulofeu, cuyo intento de gol olímpico se
topó con
De Amores y el larguero. El partido estaba abierto, con acercamientos
constantes para ambos equipos, aunque faltaba una pizca de acierto en el último
toque. Una internada espectacular de
Óliver Torres por el sector izquierdo dejó
a
Deulofeu con todo a favor para inaugurar el marcador, pero el barcelonista
pifió inexplicablemente su derechazo. Pasada la media hora,
Giménez arriesgó al
límite para quitarle el balón a un
Jesé que ya se relamía; un minuto después,
Manquillo se vio completamente solo en el área pequeña pero no acertó a dirigir
su remate. Los sudamericanos, por su parte, no se escondían y también iban
dando avisos a la meta de
Sotres, cargando la mayoría de sus ataques por banda
izquierda, donde
Laxalt y
Nico López se unían para agobiar a
Manquillo, y forzando
varios saques de esquina que se botaron sin consecuencias. Sin embargo, la
última ocasión antes del descanso fue para España, con un disparo esquinado de
Suso, muy activo durante el primer tiempo, que resolvió bien
De Amores.
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Campaña persigue a Laxalt (© FIFA) |
Una gran primera mitad por parte
de ambos bandos, con llegadas continuas y ocasiones, dio paso a una segunda que
arrancó por los mismos derroteros, con oportunidades más y más claras para
España (remates de
Torres y
Campaña) y aproximaciones inquietantes para
Uruguay, que aprovechaba las pérdidas españolas en el centro del campo para
lanzar a sus atacantes. Sin embargo, y como era de esperar, el paso de los
minutos fue cargando de tensión y responsabilidad a los jugadores, sabedores de
que, tal y como estaba el partido, un gol podría resultar decisivo. Uruguay se
echó más atrás, las llegadas comenzaron a espaciarse en el tiempo y
Lopetegui
decidió reactivar al equipo introduciendo a
Paco Alcácer y retrasando a
Suso al
centro del campo. Tres minutos tardó el ariete del Getafe en rematar su primer
balón, justo después de que
Sotres atrapara con cierta dificultad un fuerte
disparo del interista
Laxalt. La entrada de
Alcácer movió a un desaparecido
Jesé a la zona izquierda, y enseguida volvimos a verle rondar el gol en un
remate que se le escapó fuera tras un nuevo centro de
Manquillo.
Verzeri,
seleccionador uruguayo, reaccionó con otro cambio ofensivo, introduciendo a
Diego Rolán, pero España iba creciendo en el partido. A falta de doce minutos
Jesé conectó con
Alcácer en la frontal del área y el central
Silva taponó in
extremis un remate que ya casi cantábamos como gol; a partir de ahí, la
proximidad del minuto 90 y las lógicas precauciones que conlleva un 0-0 en esas
circunstancias limitaron la profundidad de los ataques. Uruguay tuvo la última
clara, ya en el descuento, en un cabezazo de espaldas de
Rolán que
Sotres logró sacar
cuando ya se colaba, volando hasta aterrizar junto al poste. El portero
cántabro se partió la nariz en la caída y tuvo que ser sustituido por
Rubén
Yáñez para el tiempo extra.
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Avenatti celebra su gol (© FIFA) |
En la prórroga España siguió fiel a su idea de tocar y
tocar, pero no era capaz de abrir la defensa rival. Denis, que había sustituido
en los últimos minutos a un Deulofeu que fue de más a menos, intentó juntarse
con Óliver Torres y Suso para darle más velocidad al juego, pero las piernas no
respondían y la zaga uruguaya no pasaba prácticamente apuros. De cuando en
cuando Uruguay intentaba estirarse, y en una de esas forzó un córner que De
Arrascaeta botó magistralmente y que el gigantón Felipe Avenatti cabeceó impecablemente
y sin oposición en el primer palo, batiendo a Yáñez y provocando el delirio en
una grada claramente posicionada del lado celeste. Era el minuto 103 y a partir
de ahí el reloj voló. Aturdida por el golpe, España intentó reponerse pero sólo
creó peligro a base de centros al área y jugadas a balón parado, y así llegó la
ocasión más clara, en un remate de Israel Puerto que, con todo a favor, quiso
colocar demasiado su cabezazo y lo envió fuera. Luego, otro remate del otro
central, Derik, que tampoco encontró portería, y un par de disparos lejanos de
Suso que no pusieron en demasiados apuros a De Amores fueron las últimas balas
de un equipo que se vuelve a casa incapaz de franquear la barrera maldita de los cuartos de final. Como otros muchos antes que ellos, y otros muchos que vendrán.