domingo, 7 de julio de 2013

Cuartos de final: Uruguay - España


1-0

Santi Denia intenta consolar a Saúl (© FIFA)
No digo que esté bien perder, pero sí es verdad que a veces se necesita una derrota que nos recuerde lo que realmente somos, lo que éramos hasta no hace tanto y lo que, en buena lógica, volveremos a ser tarde o temprano. Caer eliminados en cuartos de final de un Mundial es parte de nuestra idiosincrasia nacional y, por fortuna, en estos tiempos trufados de éxitos y títulos casi en cada torneo, hay una categoría, precisamente aquella que empezó el camino a la gloria hace ya casi quince años, que parece haber decidido seguir fiel a esa costumbre de perder el partido que marca el límite entre los sueños y la decepción. España lleva desde 2003 sin jugar una semifinal de un Mundial sub'20 y habrá que esperar al menos dos años más para ver si cambia el guión.

Suso dispara a puerta (© FIFA)
Uruguay había sufrido en octavos de final para eliminar a una Nigeria con un hombre menos desde la primera mitad, mostrando muchos problemas a la hora de llevar el peso del partido; de hecho, su victoria más contundente en la primera fase, un 4-0 frente a Uzbekistán, se había producido a base de contragolpes bien llevados por De Arrascaeta y Nico López, así que no fue ninguna sorpresa que España se adueñara del esférico desde el pitido inicial. De cualquier manera, como ya comentamos en encuentros anteriores, esta España es un equipo relativamente vulnerable, y cerca del cuarto de hora de juego Uruguay rozó el gol en un par de cabezazos tras sendas internadas por la izquierda. España, que sólo había probado fortuna en un lejano lanzamiento de falta de Saúl, estuvo a punto de adelantarse a los veinte minutos en una genialidad de Deulofeu, cuyo intento de gol olímpico se topó con De Amores y el larguero. El partido estaba abierto, con acercamientos constantes para ambos equipos, aunque faltaba una pizca de acierto en el último toque. Una internada espectacular de Óliver Torres por el sector izquierdo dejó a Deulofeu con todo a favor para inaugurar el marcador, pero el barcelonista pifió inexplicablemente su derechazo. Pasada la media hora, Giménez arriesgó al límite para quitarle el balón a un Jesé que ya se relamía; un minuto después, Manquillo se vio completamente solo en el área pequeña pero no acertó a dirigir su remate. Los sudamericanos, por su parte, no se escondían y también iban dando avisos a la meta de Sotres, cargando la mayoría de sus ataques por banda izquierda, donde Laxalt y Nico López se unían para agobiar a Manquillo, y forzando varios saques de esquina que se botaron sin consecuencias. Sin embargo, la última ocasión antes del descanso fue para España, con un disparo esquinado de Suso, muy activo durante el primer tiempo, que resolvió bien De Amores.

Campaña persigue a Laxalt (© FIFA)
Una gran primera mitad por parte de ambos bandos, con llegadas continuas y ocasiones, dio paso a una segunda que arrancó por los mismos derroteros, con oportunidades más y más claras para España (remates de Torres y Campaña) y aproximaciones inquietantes para Uruguay, que aprovechaba las pérdidas españolas en el centro del campo para lanzar a sus atacantes. Sin embargo, y como era de esperar, el paso de los minutos fue cargando de tensión y responsabilidad a los jugadores, sabedores de que, tal y como estaba el partido, un gol podría resultar decisivo. Uruguay se echó más atrás, las llegadas comenzaron a espaciarse en el tiempo y Lopetegui decidió reactivar al equipo introduciendo a Paco Alcácer y retrasando a Suso al centro del campo. Tres minutos tardó el ariete del Getafe en rematar su primer balón, justo después de que Sotres atrapara con cierta dificultad un fuerte disparo del interista Laxalt. La entrada de Alcácer movió a un desaparecido Jesé a la zona izquierda, y enseguida volvimos a verle rondar el gol en un remate que se le escapó fuera tras un nuevo centro de Manquillo. Verzeri, seleccionador uruguayo, reaccionó con otro cambio ofensivo, introduciendo a Diego Rolán, pero España iba creciendo en el partido. A falta de doce minutos Jesé conectó con Alcácer en la frontal del área y el central Silva taponó in extremis un remate que ya casi cantábamos como gol; a partir de ahí, la proximidad del minuto 90 y las lógicas precauciones que conlleva un 0-0 en esas circunstancias limitaron la profundidad de los ataques. Uruguay tuvo la última clara, ya en el descuento, en un cabezazo de espaldas de Rolán que Sotres logró sacar cuando ya se colaba, volando hasta aterrizar junto al poste. El portero cántabro se partió la nariz en la caída y tuvo que ser sustituido por Rubén Yáñez para el tiempo extra.

Avenatti celebra su gol (© FIFA)
En la prórroga España siguió fiel a su idea de tocar y tocar, pero no era capaz de abrir la defensa rival. Denis, que había sustituido en los últimos minutos a un Deulofeu que fue de más a menos, intentó juntarse con Óliver Torres y Suso para darle más velocidad al juego, pero las piernas no respondían y la zaga uruguaya no pasaba prácticamente apuros. De cuando en cuando Uruguay intentaba estirarse, y en una de esas forzó un córner que De Arrascaeta botó magistralmente y que el gigantón Felipe Avenatti cabeceó impecablemente y sin oposición en el primer palo, batiendo a Yáñez y provocando el delirio en una grada claramente posicionada del lado celeste. Era el minuto 103 y a partir de ahí el reloj voló. Aturdida por el golpe, España intentó reponerse pero sólo creó peligro a base de centros al área y jugadas a balón parado, y así llegó la ocasión más clara, en un remate de Israel Puerto que, con todo a favor, quiso colocar demasiado su cabezazo y lo envió fuera. Luego, otro remate del otro central, Derik, que tampoco encontró portería, y un par de disparos lejanos de Suso que no pusieron en demasiados apuros a De Amores fueron las últimas balas de un equipo que se vuelve a casa incapaz de franquear la barrera maldita de los cuartos de final. Como otros muchos antes que ellos, y otros muchos que vendrán.

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