viernes, 1 de mayo de 2009

Muchos eran los llamados...

Los Mundiales sub'20 siempre han servido para que los genios se den a conocer. Pero curiosamente, quienes salen del torneo con la etiqueta de Mejor Jugador no lo suelen tener fácil para triunfar (solo hay que echar un vistazo a este interesante artículo publicado hace unas semanas en FIFA.com), y muchos de quienes acaban convirtiéndose en grandes estrellas del fútbol pasan más o menos desapercibidos en este campeonato. Toda una paradoja que, en cierta manera, también se cumplió en Nigeria. Sólo hay que echar un vistazo a la lista de galardonados del torneo:

BALÓN DE ORO
1.- Seydou Keita (Mali)
2.- Pius Ikedia (Nigeria)
3.- Pablo Couñago (España)

BOTA DE ORO
1.- Pablo Couñago (España)
2.- Mahamadou Dissa (Mali)
3.- Gaspard Komol (Camerún)
3.- Taylor Twellman (Estados Unidos)

En un post anterior ya repasamos la trayectoria de Pablo Couñago, así que es hora de hablar un poco sobre el resto de premiados y otros jugadores destacados del torneo que se quedaron en el camino.

BALÓN DE ORO: Seydou Keita (Mali): este portento físico obtuvo no sin cierta polémica el galardón al Mejor Futbolista del Torneo. Dirigió desde el centro del campo, con mucho criterio y sumándose al ataque con peligro, a una de las selecciones revelación del campeonato (incluso marcó el gol que le dio a Mali la tercera posición), pero para la gran mayoría de expertos reunidos en Nigeria otros jugadores fueron más decisivos e incluso más brillantes que el malí. Se rumoreó que la concesión fue más por motivos políticos que futbolísticos, ya que en "su" Mundial había que premiar a África de algún modo y, dado que este galardón se concede por votación de los periodistas, era la manera más sencilla de arreglarlo. En cualquier caso fue uno de los destacados del campeonato, y salió de él con un contrato profesional bajo el brazo: su destino sería el Olympique de Marsella, donde en los 70 sobresalió su tío Salif Keita. Sin embargo, el joven Seydou no gozó de demasiadas oportunidades y, tras un exitoso paso de dos años por el Lorient (subió a la Ligue 1 y ganó una Copa de Francia siendo titular indiscutible), acabó en el Lens, club en el que se mantuvo durante 4 temporadas en las que poco a poco se convirtió en uno de los jugadores más importantes de "Le Championnat". Tras su explosión goleadora de la temporada 2006-2007 fichó por el Sevilla, donde enseguida se hizo el amo y señor del centro del campo, ganándose su fichaje por el F.C.Barcelona. Su carrera no ha sido tan meteórica como la que se esperaría de un crack mundial, pero a base de trabajo y talento ha llegado a la plantilla de uno de los equipos más importantes del planeta.

BALÓN DE PLATA: Pius Ikedia (Nigeria): si en la elección de Keita queda la sombra de la sospecha, en la del nigeriano la duda es casi inexistente: Nigeria debía llevarse algo sí o sí, y con el equipo fuera de las semifinales se optó por reconocer la labor de este delantero que ha desarrollado casi toda su carrera en Holanda. Tras el Mundial jugó un año en Costa de Marfil antes de dar el salto nada menos que al Ajax, si bien no tuvo demasiadas oportunidades en las 3 temporadas que estuvo en el histórico club de Amsterdam. Ikedia participó en los 3 partidos que disputó su selección en el Mundial 2002, aunque ninguno como titular. De vuelta a Holanda fue cedido al Groningen y después traspasado al Roosendaal, donde pasó 2 temporadas hasta que en 2005 fichó por el AZ Alkmaar. Allí volvió a ser carne de banquillo y a salir cedido, en este caso al RKC Waalwijk y posteriormente al Metalurg Donetsk ucraniano. Finalmente, esta temporada regresó al Roosendaal, aunque apenas ha jugado un puñado de partidos. Aunque no sería justo juzgar lo merecido o no de su galardón en base a su carrera posterior, desde luego no es la trayectoria que uno espera de alguien que a los 20 años es nombrado Segundo Mejor Jugador de un Mundial.

BOTA DE PLATA: Mahamadou Dissa (Mali): acabó el campeonato empatado con Pablo Couñago con 5 goles, aunque recibió la bota de plata. Fue uno de los héroes de su selección, autor del decisivo gol de oro en octavos, pero su carrera nunca ha alcanzado el primer nivel. Tras el Mundial fichó por el Niort de la Ligue 2 francesa, donde pasó 2 temporadas con unas cifras goleadoras relativamente aceptables (8 y 9 goles en 20 y 29 encuentros en cada una de las campañas). De ahí pasó al Grenoble, también en la Ligue 2, donde su producción cae en picado y es traspasado al Brest, con el que asciende a Ligue 2 en la temporada 2003-2004. Tras una segunda campaña sin demasiado éxito, en 2005 ficha por el Beveren, donde realiza sus mejores números, con 10 y 11 goles en Primera. En 2007 se marcha al Roulers, también de la Primera división belga, club en el que aún milita. Disputó con su selección la Copa de África de 2008 y ha participado en un par de partidos de clasificación para el Mundial 2010, aunque en la absoluta ha perdido el ángel que le acompañó en Nigeria y todavía no ha sido capaz de perforar la meta rival.

BOTA DE BRONCE: Gaspard Komol (Camerún): cuesta seguir la trayectoria de este delantero camerunés, autor de 4 goles en otros tantos partidos en Nigeria. Tras el campeonato, su rastro se pierde entre una breve estancia en Lorca, una prueba con el Sunderland y una larga y poco fructífera (al menos deportivamente) estancia en Portugal: Trofense, Farense (en la temporada 2001/2002, llegando a disputar algunos minutos en la Primera división lusa), y Tirsense fueron sus destinos, siempre en categorías menores salvo la citada etapa en Faro. Retirado desde hace unas cuantas campañas (desconozco si por lesión o por simple abandono), las últimas pistas le sitúan todavía en el país vecino, asentado como empresario en el mundo de la noche.

BOTA DE BRONCE: Taylor Twellman (Estados Unidos): al igual que Komol, en aquel Mundial sub'20 consiguió 4 tantos en 4 partidos. Llegó a Nigeria cuando todavía jugaba en la Universidad de Maryland, pero tras su buen campeonato fichó por el Munich 1860. Sin embargo, no tuvo minutos con el primer equipo y a finales de 2001 decidió volver a Estados Unidos para jugar en la liga profesional de su país, la MLS. Siguiendo el peculiar sistema imperante en las Grandes Ligas estadounidenses, se presentó al Draft de 2002 donde fue adquirido por New England Revolution, club en el que todavía milita. A lo largo de estos años ha sido uno de los jugadores más destacados de la liga, obteniendo el trofeo de máximo goleador en 2002, 2003 y 2005. Con su selección ha disputado la Copa de Oro y la Copa América de 2007. En los últimos años ha tenido diversas lesiones que han mermado algo su rendimiento, y de hecho actualmente lleva varios meses de baja por problemas en las cervicales (se rumorea que incluso podrían apartarle definitivamente de los terrenos de juego). Aunque lejos de los grandes escenarios del fútbol mundial, viendo las experiencias de los demás galardonados se podría decir que Twellman ha tenido una trayectoria relativamente brillante.



OTROS DESTACADOS

Pero hubo más nombres que sonaron con fuerza durante aquel mes de abril que luego desaparecieron del mapa futbolístico, algunos porque no salieron de sus países de origen (caso del japonés Motoyama y de muchos jugadores asiáticos y americanos), y otros porque nunca llegaron a explotar definitivamente (como la mayoría de africanos, que han desarrollado sus carreras en clubes de la Ligue 2 francesa o en innumerables equipos europeos de ligas menos importantes). El caso del delantero ghanés Peter Ofori-Quaye es uno de los más paradigmáticos: en 1999 ya era bastante conocido en Europa por su pertenencia al Olympiacos griego, con el que había debutado a los 17 y disputó varias temporadas la Champions League (todavía ostenta el record como goleador más joven de la competición), pero no progresó como se esperaba y acabó fuera del club del Pireo. Ha deambulado por varios equipos griegos y ahora juega en la liga chipriota (AEL Limassol), aunque también estuvo en Israel e incluso llegó a abandonar la práctica del fútbol durante un tiempo.

El alemán Enrico Kern fue uno de los primeros nombres en sobresalir gracias al hat-trick que logró en el primer partido contra Paraguay, pero luego, aunque perteneció al Werder Bremen, apenas ha jugado un puñado de partidos en la Bundesliga: fue con el Hansa Rostock hace un par de temporadas. El resto de su carrera ha discurrido en clubes de la Segunda alemana (Borussia Berlin, Waldhof Mannheim y Jahn Regensburg) salvo una temporada en el Lask Linz austríaco. Precisamente fue en Austria, en la campaña 2003-2004, donde relanzó su carrera como goleador. A los 15 goles conseguidos aquel año le siguieron otros 19 al año siguiente en el Jahn Regensburg, lo que le valió su fichaje por el Hansa Rostock, donde todavía juega.

En 1999, Naohiro Takahara era un ídolo de las jovencitas del país del Sol Naciente: era joven, atractivo y lideraba el ataque de la selección nacional juvenil. Su exotismo y sus buenas condiciones técnicas llamaron la atención de varios pretendientes, de entre los que el japonés escogió a Boca Juniors. Era 2001 y para entonces su palmarés había engordado con una liga nipona, una Liga de Campeones asiática (ambos títulos con el Jubilo Iwata) y una Copa de Asia con su selección. Se podría decir que la vida le sonreía. Pero la vida real no es como las series de dibujos animados y de golpe todo se truncó: en Argentina apenas jugó unos pocos minutos, así que volvió a Japón con la vista puesta en la Copa del Mundo de 2002, pero una inoportuna enfermedad le impidió estar en su Mundial. Después probó fortuna en Europa: Hamburgo y Eintracht de Frankfurt fueron sus destinos, aunque tampoco triunfó en la Bundesliga. Tras el Mundial 2006 (en el que sí pudo estar), su mala experiencia alemana llegó a cerrarle incluso las puertas de la selección, por lo que decidió regresar a casa, fichando por el Urawa Red Diamonds. Sin embargo, no ha vuelto a contar para el seleccionador japonés. Al menos sigue teniendo buen cartel entre sus fans.

Otros casos, como los de los nigerianos Samuel Okunowo y Haruna Babangida son más conocidos para los aficionados españoles, especialmente los seguidores del Barcelona, pues ambos pertenecían al club blaugrana cuando se disputó el Campeonato. El lateral jugó varios partidos en el primer equipo pero su carrera ha ido en picado por culpa de las lesiones y actualmente, tras pasarse años en blanco en la nómina de clubes como Benfica, Dinamo de Bucarest o Metalurg Donetsk, juega (es un decir) en la exótica liga de las Islas Maldivas. Por su parte, el extremo apenas jugó en algún amistoso de pretemporada, y después de pasarse años en el B y ser protagonista de una rocambolesca historia relacionada con su verdadera edad pasó por Terrassa, Cádiz, Metalurg Donetsk y Olympiacos (algunos equipos parecen tener un don especial para realizar según que fichajes) antes de enrolarse en el Apollon Limassol chipriota, donde seguramente libra encarnizados duelos contra el AEL Limassol de Ofori-Quaye.

2 comentarios:

  1. Pues es cierto, salvo Keita ninguno ha sido un primer espada, reconozco que a muvhos no los conocía, es una pasada poder saber que le sucedió a gente que estaba destinada a triunfar, si conocía a Takahara y por supuesto a Babangida y a Okunowo, que se aprovecharon de una época institucional penosa en el Barsa, si no nunca se habrían vestido de azulgranas.Saludos

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  2. A mi me extraña mucho el caso de Ofori-Quaye, porque vale que a lo mejor no evolucionó lo que se esperaba (con 18 años era una auténtica locomotora), pero creo que aunque se hubiera quedado estancado ahí ya tenía condiciones para mantenerse en equipos de un nivel UEFA, y no es normal que haya tenido tantos problemas para encontrar equipo. De otros jugadores te lo podías esperar porque quizá solo tuvieron la suerte de hacer el partido (o partidos) de su vida en Nigeria, como Dissa o Komol. Pero es que es matemático, si lees el artículo que enlazo a FIFA.com apenas hay 2 o 3 nombres en la historia de estos Mundiales que hayan llegado a ser estrellas después de triunfar en el sub'20

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