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miércoles, 26 de agosto de 2009

2007, Mundial sub'17 (II): El banquillo se reivindica

2-4

España arrancaba su participación en Corea ante Honduras, un clásico en estas categorías pero debutante en un Mundial sub'17 y que no debía suponer ningún problema para los de Santisteban; de hecho, no exageramos si decimos que en la mente del técnico el pegajoso calor de la tarde coreana preocupaba casi tanto como el rival. Y cuando a los dos minutos Bojan culminaba un gran pase largo de Rochela con un toque sutil ante la salida del meta hondureño muchos pensamos que el partido iba a ser poco más que un paseo para España. Sin embargo el equipo centroamericano no se rindió tan fácilmente y empató a los veinte minutos en una cabalgada de Christian Martínez, que tras aprovecharse de un rechace batió a De Gea con un ajustado disparo al palo corto. Poco más se puede rescatar de una primera mitad insulsa en la que el calor fue el claro vencedor; en cambio, los segundos cuarenta y cinco minutos fueron mucho más entretenidos. Santisteban cambió a sus hombres de banda y esa decisión fue fundamental, puesto que Isma López y Jordi Pablo se mostraron mucho más incisivos que Iago Falqué y Lucas Porcar. Además el jugador del Villarreal fue el encargado de romper el empate, al aprovecharse de un error en el blocaje del portero catracho tras un fuerte disparo de Fran Mérida desde la frontal del área. En el minuto veinticinco Bojan aumentaría la cuenta en una buena acción personal en la que, tras desbordar a su marcador, disparó con rapidez al primer palo, dejando con el molde al meta de Honduras. Pero a estas alturas ya nadie esperaba un partido placentero para España y apenas un minuto después Rojas se llevó un balón a trompicones tras una indecisión de la zaga hispana y recortó distancias. Afortunadamente los reservas españoles estaban dispuestos a aprovechar su ocasión y a falta de diez minutos Jordi Pablo batió por cuarta vez la meta centroamericana tras una buena jugada de Dani Aquino, que había entrado por Bojan sólo dos minutos antes. No hubo más sobresaltos y España logró sus tres primeros puntos, que le situaban en una buena posición para rematar su clasificación a octavos antes del duelo con Argentina en la tercera jornada.

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1-2

Ese billete a octavos de final pasaba por una victoria ante Siria, que había dado una de las sorpresas de la primera jornada al arañar un empate sin goles ante Argentina, un resultado que nos servía de aviso ante una hipotética relajación por el escaso nombre del rival. Si en la primera jornada el calor había sido el protagonista, en este segundo partido llegó el turno de la lluvia, que durante muchos minutos de la primera parte cayó sobre el estadio de Ulsan de manera torrencial, desluciendo el juego. Bajo ese diluvio tan típico de aquellas latitudes, Camacho tuvo la primera oportunidad, pero su remate de cabeza se estrelló en el palo, y luego De Gea salvó un par de buenas llegadas sirias gracias a sus extraordinarios reflejos. En la segunda parte la lluvia se tomó un respiro y, tras un par de buenos acercamientos hispanos, a los diez minutos Fran Mérida largó un fuerte zurdazo desde la esquina del área que dobló las manos del portero sirio, poniendo el 1-0. Se imponía la lógica pero España no sentenciaba y en un pelotazo largo de Siria el bote sorprendió al debutante Alex Bolaños y el balón le golpeó en la mano dentro del área. Soleiman no desaprovechó el regalo y transformó el penalti, engañando perfectamente al meta español. Quedaban veinte minutos y Siria se estiró buscando culminar su hazaña, pero De Gea se mostraba inexpugnable y realizó un par de paradas de mérito. Y ya en el tiempo de descuento, cuando todo hacía indicar que nos acabaríamos jugando el pase a octavos contra Argentina, Bojan se escapó en velocidad por la derecha y su pase de la muerte encontró la potente llegada de Dani Aquino, que había salido al campo tras el empate sirio y convirtió en gol aquel regalo del barcelonista. De esta manera el jugador del Murcia sellaba la clasificación española y se erigía en el revulsivo oficial de un equipo que todavía daba la sensación de poder seguir creciendo.

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1-1

Con el pase a octavos garantizado, en el duelo contra Argentina estaba en juego la primera plaza del grupo y el honor de derrotar a un rival histórico, algo que siempre motiva a cualquiera. Santisteban optó por mezclar titulares y suplentes en un once en el que destacaba la presencia como delantero centro de Dani Aquino, por cuyas venas corre sangre argentina (es hijo de Daniel "el Toro" Aquino), lo que añadía un poco más de morbo al siempre interesante duelo entre dos de las mayores potencias futbolísticas juveniles del planeta. El choque se disputó bajo un sol de justicia y sobre un césped en mal estado y que se convertiría en protagonista cuando pasada la media hora el argentino Carlos Benítez recibió un balón en la frontal del área española y disparó forzado a la meta de De Gea. El portero atlético se lanzó bien pero la pelota botó justo delante de él y se elevó hasta introducirse prácticamente por la escuadra, ante el estupor de todos los presentes. Antes del gol, España había comenzado mandando aunque sin crear excesivo peligro, y luego Argentina le había cogido el testigo hasta que el calor hizo que ambos equipos se tomaran el partido con más calma. Pero con el tanto sudamericano el encuentro volvió a agitarse y lo mismo pudo llegar el segundo gol argentino, en una jugada rápida que desbarató bien De Gea, como el empate, en una falta que Iago Falqué estrelló en la madera. Tras el descanso España se hizo con los mandos del juego y no los soltó hasta casi el final, generando numerosas ocasiones sobre todo por medio de Dani Aquino, muy participativo pero con el punto de mira algo desviado hasta el minuto 68, cuando se adelantó a su marcador para rematar en plancha un buen centro de Isma López. Tras el empate, resultado que clasificaba a los argentinos y nos concedía la primera plaza, España siguió dominando aunque sin generar más ocasiones, pero en el último minuto Argentina estuvo a punto de llevarse los tres puntos con un espectacular derechazo de Santiago Fernández que rebotó violentamente en la escuadra de De Gea. Afortunadamente el balón salió despedido sin peligro y el choque acabó con unas tablas que dejaron a todos razonablemente satisfechos.

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No fue ésta una primera fase pródiga en sorpresas negativas, ya que las dos únicas selecciones de cierto renombre que no lograron acceder a octavos fueron precisamente la anfitriona Corea del Sur, que sólo pudo vencer a Togo y se quedó fuera por diferencia de goles, y la novata Bélgica, que se encontró en su grupo con una sorprendentemente intratable selección de Túnez (3 victorias en 3 partidos) y con la que probablemente fuera la revelación del torneo, Tayikistán, que gracias a su victoria por 4-3 en la primera jornada ante Estados Unidos acabó superando a los belgas en el golaverage general. La selección de Asia central mostró un juego netamente ofensivo que sorprendió a sus rivales y, aunque pagó caros sus despistes en defensa, se convirtió en la sensación del campeonato por lo inesperado de su gesta. También tuvo su momento de gloria Haití, que arañó un empate a 1 ante Francia pero que no pudo avanzar más tras perder con Japón y Nigeria, sin duda una de las selecciones que mejor imagen dejó en esta primera fase. Pero si hablamos de buena imagen hay que detenerse en el grupo F, en el que Alemania, Colombia y Ghana deleitaron a los aficionados con partidos tremendamente igualados y con muchos goles, y que les hicieron subir a todos en las apuestas. Además, nombres como los de Toni Kroos o Sadick Adams aparecían ya en muchas quinielas para lograr algún trofeo individual. También brilló Brasil, aunque con matices, ya que en sus dos primeros partidos infligió sendas goleadas a Nueva Zelanda (7-0) y Corea del Norte (6-1) pero luego cayó derrotado por 1-2 ante Inglaterra en un partido que nos dejó un gol calcado al que Ronaldinho le hizo a Seaman en el Mundial absoluto de 2002 y la candidatura británica al título. Los neozaleandeses evidenciaron encontrarse a años luz del resto de selecciones, mientras que para los norcoreanos esa derrota fue un simple accidente tras haber empatado a cero con Inglaterra, y lo demostraron venciendo a los kiwis y logrando su clasificación para octavos, donde se las tendrían que ver con los chicos de Santisteban. Perú y Costa Rica, que dominaron con lo justo el grupo de los anfitriones, completaban junto a Argentina y Siria el cuadro de eliminatorias.

miércoles, 29 de julio de 2009

2006, Europeo sub'17: Vuelta al sendero del éxito

Después del mazazo que supuso la no clasificación para el Europeo de 2005 al perder en la última fase previa (la denominada "Ronda Élite") ante Suiza, a la postre campeona del torneo, y que significó la primera ausencia de España en veinte años a la fase final de un campeonato de la categoría, el año 2006 debía ser el de la recuperación. Una nueva hornada de chavales, la del 89, se ponía bajo la sabia batuta de Juan Santisteban para intentar devolver a España al lugar de honor al que nos tenían acostumbrados nuestros jóvenes futbolistas, y lo cierto es que, como casi siempre, el equipo que acudió a Luxemburgo para disputar la fase final era uno de los grandes favoritos para alzarse con la victoria. Tras una fase de clasificación no demasiado exigente celebrada en Chipre ante el cuadro local, Gales y Moldavia, y que se superó con una destacada actuación del valencianista Aarón Ñíguez, España llegaba llena de confianza a la cita luxemburguesa, dispuesta a confirmar las expectativas que había vuelto a levantar este nuevo grupo. El Campeonato de Europa se celebró del 3 al 14 de mayo con el formato habitual de dos grupos de 4 equipos. Equipos clásicos como Francia, Portugal o Inglaterra no habían logrado su pase, y por contra la pujanza de los países del este de Europa iba en aumento, con la presencia de Rusia (debutante en un campeonato sub'17), República Checa, Hungría y Serbia y Montenegro. Además del anfitrión Luxemburgo, completaban el cartel una sorprendente Bélgica y la sempiterna Alemania. España quedó encuadrada en el grupo A, junto a Luxemburgo, Hungría y Rusia.
Debutar contra Luxemburgo, débil selección que acudía por vez primera a un europeo de categorías inferiores (y gracias a ser el organizador), debía servir para empezar el torneo con buen pie, y como no podía ser de otra manera el guión se cumplió a rajatabla: un cuarto de hora bastó para sellar la abismal diferencia entre ambos conjuntos y dejar finiquitado el partido con dos goles de Ñíguez y otro del atlético Rubén Ramos, amén de un buen puñado de acercamientos peligrosos y varios disparos a la madera. No había historia posible en un choque tremendamente desigual e impropio de un Campeonato de Europa, y en el descanso Santisteban se decidió a dar la alternativa a uno de los jugadores del 90, el delantero Bojan Krkic, todavía con 15 años, que desde luego no dejó pasar la oportunidad para darse a conocer definitivamente ante los seguidores del fútbol base. Y es que el jugador del Barcelona, que reemplazó al bigoleador Aarón, se destapó con un hat-trick en apenas media hora: primero aprovechando una buena dejada de Ramos, luego cazando oportunamente un balón suelto en el área y finalmente culminando una preciosa jugada personal para cerrar el marcador definitivo, que fue de 7-1 para los nuestros. Entre medias del show de Bojan hubo tiempo para que el jugador del Villarreal José Hermosa subiera al marcador el gol que en ese momento significaba la manita y hasta para que Luxemburgo hiciera el gol del honor por medio de Pjanic, que sorprendió a Sergio Asenjo con un lanzamiento lejano.
El segundo partido se presumía mucho más igualado, ya que enfrente estaría Rusia, que también había vencido en la primera jornada. Así pues, ganar significaba clasificarse virtualmente para las semifinales, ya que sólo una amplia derrota ante Hungría en la última jornada pondría en peligro el pase a la penúltima ronda. Sorprendentemente tras su exhibición ante los organizadores, Santisteban no eligió a Bojan para sustituir al lesionado Emilio Nsue, sino que optó por dejar al barcelonista en el banco y dar la alternativa al centrocampista del Villarreal Marcos Gullón. La primera parte transcurrió sin muchas ocasiones de peligro, en buena medida por el férreo entramado defensivo tejido por los rusos del que sólo Aarón era capaz de liberarse, y con cuentagotas, por lo que en el descanso Santiesteban no tuvo más remedio que dar entrada a Bojan para ver si el benjamín del grupo era capaz de cambiar el panorama. Y como no podía ser de otra manera, el chaval de Linyola volvió a ser el principal referente ofensivo de un equipo que casualmente (o quizá no) se mostró mucho más incisivo que en el primer tiempo. Tras un par de buenos intentos de Rubén Ramos, Bojan regaló el primer gol a Aarón Ñíguez, que aprovechó un pase de la muerte del barcelonista en el minuto 57. Apenas cinco minutos después, el recién ingresado Cristian Vergara remachó un disparo de su compañero en el Barça que casi se colaba, y a cinco minutos del final fue Gullón el que cazó un despeje del portero ruso, a disparo cómo no de Bojan, para hacer el 3-0 definitivo.
La clasificación para semifinales estaba encarrilada pero Santisteban no quería sorpresas y, sabiendo de la más que probable abultada victoria de Rusia ante Luxemburgo, contra Hungría decidió sacar a su mejor once posible para evitar posibles combinaciones que dieran con España en la calle o clasificada como segunda de grupo. Con Gullón fuera del equipo por enfermedad, Aarón Ñíguez formó pareja de ataque con Rubén Ramos, que fue el encargado de inaugurar el marcado pasado el cuarto de hora al rematar un buen centro del osasunista César Azpilicueta. Llovía a cántaros sobre Luxemburgo y España se dedicó a mantener la posesión, con especial protagonismo para otro de los más jóvenes del grupo, el mediocentro Ignacio Camacho, titular indiscutible ya desde la fase de clasificación. Sergio Asenjo tuvo que solventar un par de acercamientos húngaros, propiciados más por la relajación propia que por el acierto del rival, y ya cerca del final tuvo que ser Bojan Krkic, que había vuelto a entrar en el descanso, el que colocara el tranquilizador 2-0 al transformar un penalti. España acababa como primera de grupo con pleno de victorias y teniendo en sus filas al máximo realizador del torneo, un Bojan que jugando sólo las segundas partes llevaba ya 4 goles.
El rival en semifinales sería la República Checa, que se había paseado junto a Alemania por el grupo B y que se había adjudicado la segunda plaza por su menor capacidad anotadora. Además, tenía la baja de su principal goleador, Tomas Necid, lo que parecía decantar un poco más la balanza hacia el lado español, a pesar de que los nuestros también tenían las bajas de Nsue y Azpilicueta. Por primera vez Santisteban le daba la titularidad a Bojan y la tripleta que formaba el barcelonista con Aarón y Ramos parecía suficiente aval como para pensar en una nueva victoria para España, pero desde el primer momento se vio que algo fallaba en el equipo. La ordenada defensa checa abortaba cualquier intento de penetración y su trabajador centro del campo ahogó al nuestro, desactivando por completo el juego español. El partido pintaba parecido al disputado ante Rusia, pero esta vez no teníamos la opción de Bojan como revulsivo y además nos encontramos con dos grandes obstáculos en el camino: primero el golazo del checo Pekhart, que sorprendió a Asenjo con un voleón desde treinta metros, y luego la expulsión por doble amarilla del central del Atlético Roberto García justo antes del descanso. Cuál fue el golpe más duro es díficil de saber, pero el caso es que España desapareció del campo en la segunda parte y, aunque dominaba tímidamente, nunca dio sensación de peligro. En el minuto 59 llegaría la sentencia, al culminar con maestría Vošahlík una veloz jugada de los checos, y de ahí al final sólo la impotencia de unos chavales que no pudieron sobreponerse a las adversidades y que acabaron cayendo ante un equipo inferior pero que supo jugar sus bazas con inteligencia.
En el amargo partido por el tercer puesto España se encontró con Alemania, también eliminada por sorpresa en semifinales ante una Rusia muy defensiva (pero que en una bonita final ante los checos acabaría llevándose el título en los penaltis). La final que todos esperaban se había convertido en una descafeinada batalla por la tercera plaza en la que los seleccionadores optaron por dar minutos a los menos habituales. Sin duda el que mejor aprovechó la oportunidad de Santisteban fue el guardameta atlético Jesús Coca, principal artífice de que Alemania no se fuera al descanso con ventaja al desbaratar las ocasiones teutonas. En la segunda parte hubo más movimiento con la entrada de jugadores como Bojan Krkic, Manuel Fischer, Marko Marin y Toni Kroos, y de hecho fueron los goleadores de ambos equipos (Bojan y Fischer) los que se encargaron de mover el marcador, primero el español y luego el alemán. En la prórroga hubo multitud de ocasiones para que cualquiera de las dos selecciones se llevara el gato al agua pero los porteros ganaron la batalla a los delanteros y se llegó a la tanda de penaltis. Ahí Coca resultó decisivo, deteniendo los lanzamientos de Fischer, Schorch y Kroos, y España se hizo con el premio de consolación, poniendo punto final al campeonato con una sonrisa y con Bojan Krkic como pichichi. Y es que si bien el resultado final del torneo no fue todo lo bueno que se esperaba, al menos este Europeo sirvió para tranquilizarnos y demostrar que tras el aciago 2005 sólo había un simple mal año y no un problema más profundo para la prolífica cantera hispana.