4-1
Si algo ha demostrado este Mundial es que los favoritos jamás deben confiarse. Brasil y Holanda lo hicieron en grupos sin aparente complicación para su teórico nivel y se fueron los primeros; Argentina y Alemania pensaron que podían ganar con el nombre y se dieron de bruces ante dos equipos, Colombia y Suiza, que supieron plasmar mejor sobre el césped el espíritu de lucha y la categoría que debe mostrar quien quiera optar a lo máximo. Así que España saltó por última vez a la hierba artificial del Sani Abacha Stadium de Kano con la lección bien aprendida, dispuesta a dejar bien claro que es más equipo que Burkina Faso, algo que todos intuíamos pero que había que confirmar en el marcador. Para ello Ginés Meléndez apostó por su once de gala, formado por Edgar; Dalmau, Aurtenetxe, Muniesa, Sergi Gómez; Koke, Sergio Roberto, Muniaín, Sarabia, Isco y Borja, y desde el primer momento el equipo respondió a las expectativas, logrando un pase a cuartos de final que se convierte ya en el mejor resultado de una selección española en el último año. Ante una selección de Burkina físicamente más fuerte, España luchó con su mejor arma, la posesión de balón, y no tardó en rondar la meta rival, aunque sin tener verdaderas ocasiones de peligro. La primera oportunidad clara estuvo en las botas de Pablo Sarabia, cuyo lanzamiento de falta en el minuto 15 salió ligeramente alto, y la segunda se convirtió en el primer gol del partido: Isco se entretuvo con el balón en vez de dirigirse directamente a la portería pero Sergio Roberto, muy atento, cazó magistralmente el rechace de un defensor africano para batir desde la frontal al guardameta Sanou. Empezaban bien las cosas para España, que a los veinte minutos de partido ya dominaba claramente el juego y había conseguido abrir el marcador, pero las cosas no iban a resultar tan sencillas. Tras varios acercamientos peligrosos que estuvieron a punto de significar el segundo gol, Burkina Faso acertó en su primera ocasión medianamente clara, un centro cruzado que el punta Ibrango, en pugna con Dalmau, consiguió llevar a la red. Pero España no acusó el golpe, más bien al contrario. El tanto del empate espoleó a nuestros chavales, que estuvieron muy cerca de adelantarse de nuevo sólo tres minutos después, en una gran jugada de Muniaín que Borja no pudo culminar. Casi a continuación Sarabia volvió a intentarlo con un disparo que lamió la cepa del poste, y unos minutos después el propio centrocampista del Real Madrid estuvo a punto de cazar un rechace del meta africano. Burkina Faso sólo inquietaba con disparos lejanos y en algún saque de esquina, pero era España quien dominaba a su antojo. Ya en el descuento, Borja estuvo a punto de romper la igualada en dos ocasiones, pero en ambas se quedó a escasos centímetros de impactar con la bola.
Burkina Faso se conjuró en el centro del campo antes de iniciar la segunda parte, introdujo dos cambios y se dispuso a esperar de nuevo las acometidas hispanas, pero de poco sirvió. Bastaron diez minutos para hacer el segundo. Isco botó una falta a pierna cambiada desde el perfil izquierdo y Sergio Roberto peinó hacia atrás en el primer palo, bombeando un balón que fue a caer justo en la escuadra opuesta. Tras el segundo gol del barcelonista Burkina Faso adelantó su presión, convirtiendo cada balón dividido en un asunto de vida o muerte, pero dejando también unos interesantes espacios a la espalda de su defensa que España empezó a buscar con intención. El primero en aprovecharlos fue Sarabia, quien centró para que Borja probara de volea al meta Sanou, que atrapó con seguridad. Meléndez reforzó el centro del campo con la entrada de Edu Ramos por Isco y España no tardó en enseñarnos el objetivo de su entrenador. Borja avisó con una penetración hasta la cocina y un pase atrás que sacó la defensa, pero al minuto Muniaín calcó la jugada y esta vez acabó por derrumbar la resistencia africana, ya que Sergio Roberto subió el tercero al marcador y a su cuenta particular. Burkina Faso se volcó en ataque y gozó de una buena ocasión en las botas de un Ouedraogo al que se le bajó la persiana delante de Edgar, pero a partir de ese momento cada contra hispana olía a gol. Practicando el abc del fútbol (tres pases cortos en el centro del campo y balón a banda para el desmarque de ruptura), España se desembarazó de la desordenada presión que ejercían los jugadores de Burkina. Así llegó la jugada del penalti, una escapada de Muniaín por la derecha y Borja que era derribado por Soro cuando se disponía a remachar el gol. Penalti, expulsión y oportunidad para que Adriá Carmona, que acababa de entrar por Sarabia, sumara un nuevo gol a su brillante estadística personal (lleva 3 tantos en poco más de 120 minutos disputados). Quedaban siete minutos pero el partido estaba finiquitado y ya sólo hubo tiempo para que Muniaín se ganara una tarjeta por simular penalti y para que el trigoleador Roberto recibiera la ovación al ser sustituido por Espinosa. España está en cuartos de final y jugará ante Uruguay el próximo lunes, otra vez a las cuatro de la tarde, en Kaduna. Visto lo visto, como favoritos, pero eso es algo que habrá que seguir demostrando.
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