Los chavales llegaron a la
concentración previa tras unas largas vacaciones y apenas pudieron disputar un
par de amistosos antes de viajar a Italia, por lo que a
Santisteban le costó
mucho devolverles el ritmo de competición. El técnico sevillano optó por usar
la misma alineación tipo del Campeonato de Europa, la formada por
López
Vallejo; Castro, Quique Medina, Palacios, Juan Carlos; Gerardo, Sandro,
Velasco, Emilio; Robaina y
Murgui.
Ramón, que podía jugar tanto de central como
de lateral izquierdo, era la principal alternativa que el seleccionador
manejaba para la defensa, y
Gálvez el delantero que solía aparecer desde el
banquillo. El resto de convocados tuvo un papel meramente testimonial: el portero
suplente
Álex y
Joyce Moreno no llegaron a debutar,
Josemi disputó 9 minutos
repartidos en tres encuentros y
Dani García Lara sólo jugó el último cuarto de
hora del partido inaugural, mientras que
Vaqueriza hizo su debut (aunque
jugando como titular, eso sí) el día de la final, debido a la sanción de
Quique
Medina.
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Gerardo dispara en el duelo ante Cuba.
En primer término, Murgui. |
Con
tres equipos de cada Confederación (salvo de Oceanía, a la que únicamente
representaba
Australia), los participantes se repartieron en
cuatro grupos de cuatro componentes, pasando a cuartos de final los dos primeros de cada grupo.
España
quedó encuadrada en el Grupo D, junto a
Uruguay,
Cuba y
Ghana. Disputó todos
los partidos de esta primera fase en
Livorno y arrancó su participación
mundialista
derrotando por 1-0 en un igualado partido a la selección charrúa,
gracias a un gol de
Dani en la segunda parte. Superado el primer escollo, el
equipo se soltó en el duelo ante
Cuba. Los caribeños sólo habían perdido 2-1
contra
Ghana en su debut, aunque ese era un marcador demasiado ajustado que no
hacía justicia a la enorme superioridad mostrada por los africanos. A
diferencia de los ghaneses,
España sí estuvo acertada de cara a puerta y el
duelo
acabó con un sonrojante 7-2 en el luminoso. Dos goles de
Robaina y uno de
Emilio Carrasco abrieron brecha antes del descanso; luego marcaron
Murgui, un
defensa cubano en propia puerta (aunque en un principio se le atribuyó el
quinto gol a
Robaina y en la web de FIFA se lo adjudican a
Velasco),
César
Palacios y
Ramón, redondeando el resultado sendos tantos de
Marten Pellicier y
Casamayor
para
Cuba. Con ambos equipos ya clasificados gracias a sus dos victorias, el
duelo ante
Ghana de la tercera jornada se convertía en decisivo para determinar
la primera plaza del grupo y, de esa manera, evitar a
Brasil en cuartos de
final. A
España le valía el empate y
un 1-1 fue lo que obtuvo, en un atractivo
choque que dejó claro que aquellos dos equipos eran, precisamente junto con
Brasil, los mejores del Mundial. Eso sí,
Ghana demostró estar bastante por
encima de los nuestros, que se aliaron con la suerte y la mala puntería rival
para conseguir el resultado deseado. Los africanos impusieron en todo momento su
físico y buen juego colectivo y se adelantaron al comienzo de la segunda parte
con un gol de su capitán
Opoku, pero
Pepe Gálvez logró la igualada veinte minutos después al
rematar una falta lateral y los de
Santisteban consiguieron mantener aquel
marcador hasta el final.
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Del Piero marró este penalti ante EE.UU.
e Italia no pasó de la primera fase. |
Acabar
como líder de grupo permitía a
España evitar a la canarinha, pero ni mucho
menos ofrecía un cruce cómodo: los caprichos de los bombos habían hecho que los
principales favoritos al título tuvieran que enfrentarse en cuartos de final y
España y
Ghana debían medirse ahora a
Alemania y
Brasil, respectivamente,
mientras que los cruces de los otros dos grupos deparaban un
Argentina - Australia
y un
Qatar - Estados Unidos, partidos desde luego con mucho menos cartel que
los que enfrentaban a los clasificados de los grupos C y D. No obstante, los
norteamericanos eran la principal sorpresa del torneo, pues habían logrado un
pleno de victorias en un grupo nada sencillo que compartían con
Argentina e
Italia. Los locales, entre los que destacaban los nombres de
Luigi Sartor,
Alessandro Birindelli y, sobre todo,
Alessandro Del Piero, no habían estado en
la fase final del Campeonato de Europa (
Portugal les eliminó en la fase previa)
y fueron derrotados en el partido inaugural por
Estados Unidos, con
Del Piero
fallando un penalti que hubiera significado el empate; luego no fueron capaces
de ganar a
China y no pasaron del empate a cero contra
Argentina.
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Robaina en el partido de cuartos de final. |
Sin embargo,
pese a adelantarse al poco de comenzar su partido de cuartos, los
estadounidenses no supieron aprovechar su buen momento de forma y una ordenada
selección qatarí logró el pase a semifinales en la tanda de penaltis. Mientras
Brasil y
Ghana daban un
magnífico espectáculo en
Carrara, lo esperable de aquella auténtica final
anticipada que se resolvió a favor de los africanos por 2-1, en la reedición de
la final del Europeo
Alemania sorprendió a
España con un gol de
Babatz al
cuarto de hora. Pero, al igual que en
Berna, los españoles fueron claramente
superiores y merecieron remontar ya antes del descanso, aunque hubo que esperar
a la segunda parte para que
Murgui y
Robaina dieran la vuelta al partido. En
los últimos compases del encuentro, el rayista
Josemi lograba
el 3-1 que certificaba el pase de
España a la siguiente ronda. Por su parte,
Argentina no
tuvo mayores problemas para deshacerse de
Australia por 2-1 y sería el rival de
España en las semifinales.
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El capitán Juan Carlos en lucha con
un delantero argentino. |
El partido contra la albiceleste,
celebrado en
Massa, resultó tremendamente disputado, como no podía ser menos.
España salió mejor, dominando y creando ocasiones, y en el ecuador de la
primera mitad
Murgui aprovechó un despeje del meta argentino a disparo de
Emilio Carrasco para anotar el 1-0. A partir de ahí los sudamericanos
comenzaron a aproximarse cada vez más a la portería de
López Vallejo, pero sus
puntas,
Oliveri y
Comelles, no se mostraron tan acertados como en el resto del
torneo y
España pudo conservar esa mínima ventaja hasta el final de los 80
minutos reglamentarios. La aparición de
Marcelo Gallardo en la segunda parte
supuso un revulsivo para Argentina, pero faltó tiempo para que tuviera impacto
en el marcador. Además del
“Muñeco” Gallardo, otros jugadores de aquel equipo
tendrían luego una buena trayectoria profesional, como
Rodolfo Arruabarrena y
Claudio Husaín, además por supuesto de un
Juan Sebastián Verón que comenzó el
torneo como titular pero fue perdiendo el sitio hasta el punto de no salir del
banquillo en aquel partido de semifinales.
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Un defensa de Qatar frena a Nii Lamptey. |
El otro partido de la penúltima ronda se resolvió,
sorprendentemente, en la tanda de penaltis. Como se esperaba,
Ghana fue muy
superior a
Qatar durante todo el encuentro, pero volvió a mostrar esa
preocupante falta de acierto en el remate que ya había acusado en la primera
fase. Los árabes, muy disciplinados, aguantaron las acometidas africanas con
orden e incluso dispusieron de alguna opción a la contra que no materializaron.
El 0-0 inicial no se movió y, con sólo dos goles marcados en todo el torneo,
Qatar se encontraba a un paso de plantarse en la finalísima. Sin embargo, esta
vez sus lanzadores no estuvieron tan acertados como en cuartos de final y fue
la selección de
Ghana la que obtuvo un premio tan sufrido como merecido a tenor
de lo que había mostrado en el campeonato. Los qataríes también perderían el tercer y cuarto puesto ante
Argentina en los lanzamientos desde los once metros.
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En la final España sólo creó peligro
a balón parado. |
La
final, disputada el 31 de agosto de 1991 en el Comunale de
Florencia ante unos
cinco mil espectadores, volvió a evidenciar
la superioridad de Ghana sobre España. Se enfrentaban la selección con la media de edad más baja de todos los participantes
(
Ghana, 16 años y 1 mes) y la selección con la media de edad más alta (
España,
16 años y 8 meses); al menos eso decían los datos oficiales, porque las
sensaciones eran bien diferentes. En el equipo de
Ghana había siete jugadores
que ya habían disputado el Mundial sub’16 de 1989 y otros seis que todavía
podrían jugar el Mundial sub’17 de 1993, pero muchos de quienes vieron a los
africanos en directo sospechan aún hoy que tal vez las edades de sus pasaportes
no coincidieran con las reales. En declaraciones a “Mundo Deportivo”, el mismo
Juan Santisteban
afirmaba tras el encuentro de la primera fase que
“un chaval de 17 años no puede tener tanta experiencia, potencia física y habilidad, juraría que todos rebasan los 20 años”, crítica que repitió al concluir la final. Eterna polémica nunca resuelta que en la década de los
noventa (e incluso a día de hoy) hacía navegar a muchas federaciones africanas y
asiáticas entre la culpabilidad de la trampa voluntaria y el inocente
victimismo derivado de la precariedad administrativa existente en sus países.
En cualquier caso, lo único seguro es que aquella tarde
Ghana fue mejor que
España y venció merecidamente en un partido en el que sólo
López Vallejo y la
ya consabida mala puntería ghanesa mantuvieron a
España con vida hasta los últimos
instantes.
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Emmanuel Duah, en la imagen, fue
el autor del único gol de la final. |
Dirigida por el alemán
Otto Pfister, un clásico de los
banquillos africanos, y guiada en el campo por el niño prodigio
Nii Odartey Lamptey,
Ghana dominó en todo momento a una
España que a duras penas lograba frenar los
continuos ataques rivales. El gol africano parecía simple cuestión de tiempo,
pero entre la gran labor del meta navarro y los errores de los atacantes el
partido se mantenía con el resultado inicial bien entrado ya el segundo tiempo.
Con la importante baja en defensa de
Quique Medina por acumulación de
amonestaciones (el central valenciano fue incluido en el Once Ideal del
campeonato),
Santisteban optó por dar entrada en el once titular a
Vaqueriza,
meter un tercer central como
Ramón y colocar a
Juan Carlos Gutiérrez, habitual
lateral zurdo, en el centro del campo en detrimento de
Pedro Velasco. La idea
era acumular pulmones para perseguir a los potentes jugadores africanos y
fiarlo todo a lo que pudiera cazar
Robaina (el otro español presente en el Once
Ideal) o a una acción a balón parado, única parcela en la que
España parecía poder competir de igual a igual con sus rivales, pero fue precisamente en
un córner donde llegó el gol de
Ghana. A falta de escasos cinco minutos para el
final del partido
Duah se aprovechó de un despiste defensivo hispano y,
entrando completamente solo desde el punto de penalti, batió de potente
cabezazo a
López Vallejo. Apenas quedaba tiempo para algo más que no fuera tirar
de rabia y coraje y eso fue lo que hicieron los jóvenes españoles, encerrando a
Ghana en su área en varios saques de esquina consecutivos en los que a punto
estuvo de llegar el empate, sobre todo con un cabezazo de
César Palacios que un
defensa sacó en línea de gol. Pero el balón no quiso entrar y aquella de
Florencia se convirtió en la primera de las tres finales mundialistas de categoría sub'17 que
España ha jugado y perdido a lo largo de su historia (luego vendrían las de
2003 y
2007), todas con
Juan
Santisteban como seleccionador.