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sábado, 23 de mayo de 2009

Sidney 2000: El camino a la Final

0-1

En la mejor ronda posible, y ante el mejor rival posible, España presentó oficialmente su candidatura al Oro Olímpico en un duro choque en el que los de Sáez sacaron el espíritu guerrero que necesita todo equipo campeón. Y más si enfrente está Italia, considerada en aquel momento como la mejor selección sub'23 del Mundo después de más de dos años sin encajar una derrota y con jugadores de la talla de Christian Abbiati, Gennaro Gattuso, Nicola Ventola, Cristiano Zanetti, Massimo Ambrosini y, por encima de todos ellos, el genial Andrea Pirlo. Bajo las órdenes del mítico Marco Tardelli, Italia se había encargado de proclamar a los cuatro vientos su intención de colgarse el Oro. No hacerlo sólo podría considerarse un fracaso, decían antes de comenzar el partido. Al acabar, sus declaraciones habían tomado otro cariz: "España debe estar en la final", dijo Tardelli. Con la novedad de Puyol por Capdevila en defensa y la suplencia de Gabri, España saltó al césped del Sidney Soccer Stadium sabedora de que aquel no era día para florituras. Albelda y Marchena se encargaron de secar a Pirlo y de paso descabezar el ataque italiano, encomendado entonces al acierto del cazagoles Ventola. Por el lado transalpino, Gattuso y Ambrosini se centraron en parar a Xavi, aunque sin tanto éxito. Con los dos cerebros encerrados casi bajo llave, tener una ocasión de gol era ya todo un triunfo. La batalla táctica estaba planteada en el centro del campo y sólo faltaba que algún héroe apareciera para perforar la meta rival. Pudo ser Tamudo pero se entretuvo demasiado, pudo ser Ventola pero Aranzubia le ganó la partida, pudo ser Angulo pero el colegiado brasileño decidió desentenderse de lo que ocurría en las áreas. Y cuando el 0-0 parecía abocarnos a una dramática prórroga, apareció Gabri, que había sustituído a Tamudo en el minuto 70, para cruzar un balón magistral de Xavi y marcar el tanto de la victoria. Era el minuto 86, y otra vez el espíritu incansable de los jóvenes españoles daba sus frutos en el mismo momento en el que a los mayores siempre se les venía el mundo encima. Definitivamente algo estaba cambiando.

Ficha Oficial disponible en FIFA.com
También: Crónica del diario El Mundo (por Alejandro Delmás)




Pero no sólo Italia tuvo que hacer las maletas antes de lo esperado. Los cuartos de final también fueron la tumba para otros favoritos y demostraron quiénes eran realmente los candidatos al título. Así, Brasil fue eliminado por Camerún con un gol de oro de Modeste Mbami. Los cameruneses se habían adelantado pronto con un gol de falta de Patrick Mboma pero Brasil aprovechó uno de los muchos errores defensivos africanos para empatar ya en el descuento por medio de Ronaldinho. Para entonces Camerún se encontraba con 9 jugadores y la prórroga parecía que iba a ser un paseo para la canarinha, pero la fuerza y convicción demostrada por los cameruneses tuvo su recompensa y lograron el pase a semifinales. También cayó la defensora del título, Nigeria, que apenas pudo oponer resistencia al vendaval chileno y fue claramente derrotada por 4-1 con otra gran actuación de Zamorano y Navia. Chile era ya el máximo candidato al Oro después de sus exhibiciones ofensivas, aunque primero debería superar el duro escollo camerunés. Y el partido entre las dos cenicientas de los cuartos cayó del lado estadounidense en la tanda de penaltis después de que se llegara con empate a 2 al final del tiempo extra. Estados Unidos había ido siempre a remolque de Japón, que se había adelantado dos veces en el marcador con goles de Yanagisawa y Takahara, pero Josh Wolff primero y Peter Vagenas después, transformando una pena máxima en el descuento, llevaron el choque a una prórroga en la que nadie acertó a marcar. En los lanzamientos desde los once metros, el error del jugador de la Roma Hidetoshi Nakata fue decisivo y los norteamericanos se convirtieron así en el último obstáculo para los de Sáez antes de la final.



3-1

Una semifinal siempre es una semifinal, pero la abismal diferencia futbolística existente entre España y Estados Unidos no dejaba lugar a dudas: España debía pasar al partido por el Oro. Convencidos de ello, los chicos de Sáez saltaron al campo decididos a hacer lo que mejor sabían, ganar desde el minuto 1, y con el mismo once que había derrotado a Italia 3 días antes pasaron por encima de los estadounidenses como nos tenían acostumbrados, con una salida arrolladora. A los 16 minutos Tamudo inauguró el marcador al rematar una buena jugada de Jose Mari, sin duda el mejor hombre del partido, y a los 24 fue Angulo quien batió por segunda vez a Brad Friedel culminando otra acción del sevillano. El delantero del Milan era una auténtica pesadilla para la defensa norteamericana que, pese a contar en esa línea con sus 3 jugadores mayores de 23 años (Friedel, Frankie Hejduk y Jeff Agoos), era incapaz de controlar los inteligentes movimientos del ataque español, perfectamente coordinado. El seleccionador de Estados Unidos movió ficha rápidamente dando entrada en el minuto 39 a Landon Donovan y Sacha Victorine para potenciar su ataque, y a base de garra logró recortar distancias antes del descanso gracias a Peter Vagenas, que transformó un penalti cometido sobre Hejduk. Durante varios minutos de la segunda parte nos vinieron a la cabeza los nervios que los sub'20 nos habían hecho pasar el año anterior contra el mismo rival, pero esta vez la zaga española controló mejor la situación y pese a enfrentarse a 3 delanteros natos (Wolff, Casey y Donovan) las mejores oportunidades fueron para España, que en una de sus peligrosas contras acertó a sentenciar. Jose Mari aprovechó un error de Friedel y culminó su mejor actuación en el torneo con el gol que certificaba el pase a la final y aseguraba el tercer metal olímpico para el fútbol español. Para "desgracia" de los futbolistas españoles (y alivio de los seguidores, por qué no decirlo), en la final no se produciría la esperada revancha contra Chile. Pese a haber sido claramente inferior al cuadro chileno, en un dramático final de partido Camerún se repuso a un gol de Abanda en propia puerta a falta de poco más de diez minutos y consiguió dar la vuelta al marcador gracias al tanto del veterano Mboma y a un más que dudoso penalti transformado por Lauren en el minuto 89. La final estaba servida, la gloria esperaba en la hierba del Estadio Olímpico.

Ficha Oficial disponible en FIFA.com
También: Crónica del diario El Mundo (por Alejandro Delmás)

domingo, 10 de mayo de 2009

Billete a las antípodas

A finales del mes de mayo del año 2000, mientras Camacho preparaba a su equipo en Valencia para la Eurocopa de Bélgica y Holanda, Iñaki Sáez se jugaba en Eslovaquia el billete de los sub'21 para los Juegos Olímpicos de Sidney. Con Casillas concentrado con la absoluta, Aranzubia, Marchena, Xavi y Gabri eran los únicos Campeones del Mundo sub'20 que se habían incorporado a la sub'21, que de paso buscaba revalidar el título conseguido dos años antes en Rumanía. El torneo se disputaba bajo un nuevo formato de dos grupos de 4 equipos y final directa entre los campeones de ambos grupos, con partido por el tercer puesto entre los segundos clasificados. Esos cuatro equipos viajarían en septiembre a Australia, el resto tendría que ver los Juegos por televisión. Tras el sorteo, España quedó encuadrada en el Grupo A junto a Croacia, la República Checa y Holanda, con la que ya se había coincidido en la fase de clasificación.

Con la baja de algunos habituales, ya que la preparación previa para el Europeo coincidía con la última jornada de Liga, España debutó el 27 de mayo ante la República Checa. Los de Sáez no fueron capaces de imponer su estilo en ningún momento y la ordenada defensa checa frustraba una y otra vez los intentos de los españoles, que poco a poco fueron perdiendo fuelle. La República Checa había conseguido llevar el encuentro a su terreno y, guiada por Libor Sionko, obtuvo su premio en el minuto 55 con un gol de Tomas Dosek. La derrota complicaba mucho las aspiraciones hispanas, pero cuando todo parecía perdido apareció Albert Luque para firmar el empate en el tiempo de descuento y devolver las esperanzas de revalidar el título y obtener la clasificación para los Juegos Olímpicos. Unas esperanzas que volvieron a apagarse dos días después, en el segundo partido ante Croacia, que concluyó con empate a cero. A pesar de que España dominó casi todo el partido, los nervios afectaron a la puntería de nuestros arietes y ni Luque ni Angulo ni Tamudo (que se había incorporado al torneo después de su memorable actuación en la final de Copa frente al Atlético de Madrid) aprovecharon sus claras oportunidades para marcar, e incluso Aranzubia tuvo que emplearse a fondo para salvar los escasos acercamientos croatas. Todo quedaba pendiente para el último partido frente Holanda, selección a la que se había derrotado en los dos partidos de la fase de clasificación.

Una nueva victoria ante los tulipanes supondría el pasaje para Sidney, y si se combinaba con una derrota checa ante Croacia se lograría también el pase a la final del Campeonato de Europa. España salió enchufada y, pese a contar con las sensibles bajas de Marchena y Jose Mari por acumulación de amonestaciones, se adelantó pronto en el marcador gracias a un gol de Miguel Angel Angulo. Era el minuto 5 y parecía que por fin tendríamos un partido tranquilo; sin embargo, los de Sáez se echaron atrás y Holanda manejó el balón a su antojo, bajo la batuta de Mark Van Bommel y Nigel De Jong. Pese a ello se llegó al descanso sin sobresaltos, pero la segunda parte fue otra cosa: Angulo se autoexpulsó a los ocho minutos al agredir a un rival y España se encerró descaradamente en su área, convirtiendo a Aranzubia en el héroe del partido. La tensión iba en aumento a medida que se sucedían las ocasiones de los holandeses, que incluso vieron como se les anulaba un gol de Kizito Musampa, pero los de Sáez consiguieron aguantar el resultado hasta el final y clasificarse así para los Juegos Olímpicos. A pesar de ello, el fútbol exhibido por España en sus tres partidos había dejado mucho que desear, y la victoria de la República Checa frente a Croacia por 4-3 hizo justicia: España no se merecía pasar a la final y no lo hizo.

Con el objetivo básico cumplido, en el partido por el tercer y cuarto puesto ante Eslovaquia, la selección anfitriona, España jugó sin presión y mostró algo más del fútbol que se le suponía a aquel grupo de jugadores. Sin ser excesivamente brillante, sí bastó para dominar sin problemas a una selección para la que estar en aquel partido (y consecuentemente en los Juegos Olímpicos, tras quedar por delante de ingleses y turcos) ya era un grandísimo premio. Se vio por fin a Xavi, que había pasado desapercibido en los partidos anteriores, y a partir de ahí el juego fue más veloz, aunque en la primera parte no se pudo inaugurar el marcador. Sáez movió ficha en el descanso dando entrada a Jordi Ferrón y adelantando la posición de Gabri, y el cambio dio sus frutos poco antes del minuto 60, cuando el barcelonista forzó un penalti tras un gran pase en profundidad de Albelda. El lanzamiento de Iván Ania fue rechazado por el portero eslovaco, pero Ferrón estuvo más atento que nadie y cazó el balón suelto para poner el 1-0. Después hubo oportunidades para sentenciar el partido pero estaba claro que aquel torneo no era el de los goleadores españoles y el partido acabó con esa victoria por la mínima. El Campeonato de Europa acababa para los nuestros con la satisfacción de haber conseguido la clasificación para los Juegos pero con el sabor amargo de no haber podido luchar por el título y las dudas generadas por el mal juego y el escaso acierto rematador.

En la gran final Italia se impuso a la República Checa por 2-1 gracias a la soberbia actuación de Andrea Pirlo, autor de ambos tantos y sin duda el jugador más destacado de todo el Campeonato. El cuarto título transalpino en las últimas 5 ediciones colocaba a Italia como uno de los máximos favoritos a colgarse una medalla en Sidney, pero todavía faltaban más de tres meses para los Juegos y cualquier cosa era posible.