domingo, 26 de marzo de 2023

Punto final

Transcurrían los primeros meses de 2009 y, después de una temporada leyendo y comentando textos de otros, llevaba un tiempo dándole vueltas a la idea de abrir mi propio blog sobre fútbol, pero no acababa de decidirme. Era la época del primer boom de los parabólicos, jóvenes expertos en fútbol internacional y aspirantes a periodistas (a veces las dos cosas) que lo mismo te explicaban de dónde le venía el nombre al "Boxing Day" que te hablaban de la última perla surgida de la prolífica cantera eslovaca. Ante la inigualable dedicación mostrada por esos entusiastas con televisión de pago en casa (y, en no pocos casos, sin ninguna obligación laboral), y aplicando por primera y tal vez última vez en mi vida algo de la visión de negocio que se le supone a un licenciado en Administración y Dirección de Empresas, me lancé a buscar un campo de expertise inexplorado, un tema del que nadie estuviera escribiendo y sobre el que yo pudiera aportar algo de valor. Y, ante la proximidad de una efeméride importante, decidí adelantarme a lo que erróneamente consideré que sería un aluvión de artículos y publicaciones sobre el Mundial sub'20 conquistado por España diez años antes... en Nigeria, claro, de ahí la originalidad del título.

¿Por qué Nigeria 1999? Bueno, en aquel 1999 tenía yo casi quince años y, aunque probablemente ya era consciente de que mis dotes futbolísticas no me llevarían nunca a ninguna selección, todavía me ilusionaba viendo a chavales poco más mayores que yo defendiendo los colores de España en torneos internacionales. Para mí, esos campeonatos eran igual de importantes que los de categoría absoluta y, como TVE solía retransmitirlos casi todos, los seguía con mucho más interés del que probablemente fuera recomendable. Si a esa pasión personal adolescente le sumamos el triunfo final de España, obtenemos como resultado unos recuerdos registrados con nitidez y precisión casi absolutas, y que decidí volcar en la red como mi gran contribución al aniversario del título. Además, en esa selección estaban Iker Casillas, Xavi Hernández y Carlos Marchena, que diez años después eran fijos en las convocatorias de la reciente campeona de Europa absoluta y principal candidata a ganar el Mundial de 2010, y me parecía evidente pensar que algo habría tenido que ver esa experiencia juvenil en sus éxitos contemporáneos. ¿Y quién mejor que yo, que recordaba aquella convocatoria y los siete partidos al dedillo, para contar dónde y cómo empezó todo?

 Así, el 10 de abril de 2009 nacía públicamente "Recuerdos de Nigeria" con tres breves artículos de presentación del propio blog, de los 18 jugadores convocados por Iñaki Sáez para esa cita, y del campeonato en sí. En los siguientes días publiqué crónicas de los tres partidos de la primera fase contra Brasil, Zambia y Honduras, redactadas a partir de mis recuerdos de quinceañero y de las crónicas profesionales rescatadas de las hemerotecas digitales de los diarios El Mundo y El País, que por entonces eran libremente accesibles, y Mundo Deportivo. Y el día 15 empecé el repaso a las eliminatorias, publicando las crónicas exactamente 10 años después de la celebración de cada uno de los partidos de octavos, cuartos y semifinales. Esta había sido, de hecho, la idea original para todo el torneo, pero cuando quise ponerme en serio ya iba con una semana de retraso. Así era (y así soy) yo. 

La recepción fue... bueno, la esperable, supongo. Sabía que el blog no iba a sufrir una avalancha de visitas desde el primer día, pero confiaba en que, poco a poco, a la gente le fuera picando la curiosidad, y sobre todo en que todo explotaría de algún modo el día 24, cuando se cumplieran los 10 años del título. Totalmente ausente de las redes sociales de la época y, por tanto, sin una red de contactos que explotar, para publicitar mi obra me limité a ir dejando enlaces en mis comentarios en los blogs de Áxel Torres y Ramón Trecet en marca.com, en el "Futbolitis" que Marcos López había conseguido llevar a Terra, y en otros de menor impacto pero que me parecían de buena calidad. Como apenas llevaba unos meses visitándolos y comentando con asiduidad, tampoco en esas bitácoras era el mío un nombre reconocido. Nadie aguardaba con interés mis aportaciones, y a ojos de los usuarios más veteranos mis mensajes no se diferenciarían mucho de los de otros arribistas con ánimos puramente propagandistas. De hecho, solo un usuario, el añorado "go to sudáfrica", un entrenador asturiano que se dedicaba a analizar en su blog homónimo todos los grupos de clasificación para el Mundial de todas las confederaciones, tuvo la gentileza de devolverme la visita y el comentario durante esas dos primeras semanas de vida del blog. Seas quien seas y estés donde estés, gracias.

El 24 de abril de 2009 publiqué la crónica de la final de aquel Campeonato Mundial Juvenil; para mi sorpresa, la redonda conmemoración de los 10 años del primer título mundial para el fútbol español no tuvo un gran eco ni en los medios tradicionales ni en la pujante blogosfera. Pese a redoblar mis esfuerzos publicitarios, aquel día solo recibí un comentario de otro pescador de visitas para su propio blog. Al parecer, pocos en España le daban valor al título que, en mi opinión de aquel entonces, había supuesto el pistoletazo de salida para la conformación del equipo nacional que en esas fechas era sin discusión el mejor del mundo, y que siguió siéndolo en los años posteriores. Es duro enterarse así de que el tema que tan seguro estabas de que te comportaría fama y éxitos en realidad no le importa a nadie.

Pero, en realidad, a alguien sí le seguía importando. En mi tierna e imperdonable ignorancia, ni siquiera sabía que existía la opción de recibir notificaciones de Blogger, por lo que no me llegaban al correo los avisos de nuevos comentarios: publicaba un artículo, lo movía por mi media docena de sitios de confianza, y me dedicaba a actualizar la página cada cierto tiempo esperando ver algún comentario nuevo, pero nunca se me ocurrió comprobar si alguien comentaba en las entradas anteriores. Ingenuamente, creía que la gente solo dejaría su aportación en la entrada más reciente, y de hecho así solía ser. Pero no siempre: Paco Grande, el periodista de TVE que había acompañado a aquella selección y narrado sus partidos desde Nigeria, había encontrado el blog en una nostálgica búsqueda de contenido sobre aquel triunfo de diez años atrás, y había decido escribir unas amables líneas en la crónica del España-Ghana de cuartos de final, aprovechando que allí citaba su nombre al recordar los cortes que se produjeron durante la retransmisión y por los que no pudimos ver en su totalidad, aunque sí oír, aquella tanda de penaltis. Supongo que no ver de inmediato aquel comentario era lo apropiado, a su manera.

En fin. Ajeno a esa visita, y sobreponiéndome a la decepción por la casi nula repercusión del blog en su día más señalado, decidí seguir adelante: el trabajo de investigación ya estaba medio hecho, había redescubierto que escribir me gustaba y, secretamente, aún albergaba la convicción de que conseguiría que el país entero se diera cuenta de su error y valorase justamente lo logrado por tantas generaciones de futbolistas juveniles, esos mismos a los que entonces idolatraban. Por eso, tras los preceptivos artículos sobre la trayectoria de los 18 campeones y de otros futbolistas destacados presentes en aquella primavera nigeriana, comencé el repaso a otros torneos de categorías inferiores en los que España cuajó un gran papel y por los que aparecieron nombres que en 2009 ya estaban consolidados en la absoluta o luchaban por hacerse un hueco en la lista que Vicente del Bosque llevaría a Sudáfrica el verano siguiente. 

Estaba en medio del repaso al Mundial sub'20 de Países Bajos 2005 cuando, el 24 de julio de 2009, exactamente tres meses después de haber sido escrito, vi al fin aquel comentario perdido de Paco Grande. Tirándome de los pelos por mi incompetencia para gestionar un simple blog, y aunque supuse que él nunca más volvería a visitar estas páginas, le contesté con otro comentario solicitándole una entrevista, y seguí con lo mío.

En serio, algún día debería dejar de suponer cosas.

Con un ritmo de publicación de dos o tres artículos por semana, a finales del verano de 2009 ya no quedaba por repasar ningún torneo disputado dentro de los diez años anteriores. Así que realicé un seguimiento "en vivo" del Mundial sub'20 de Egipto, y luego del sub'17 de Nigeria. Y ahí se produjo la magia: Paco Grande volvió por estos lares y aceptó mi petición de entrevista, que publiqué una vez acabó ese torneo. Ese fue, al menos en lo personal, el punto culminante del blog, y el que marcó su futuro por mi propia indecisión y falta de valentía para aprovechar la oportunidad y lanzarme a por todas: Paco me sugirió que realizara una serie de entrevistas a los seleccionadores juveniles, pero no me vi capacitado para molestar a aquellos hombres ya veteranos. O, siendo más fieles a la realidad, no me atreví a hacerlo: si bien en mi trabajo de aquel entonces podía organizarme en los ratos muertos para escribir artículos en secreto y enviar y recibir cuestionarios por email, no podía tomarme la libertad de reservar una hora para entrevistar a alguien por teléfono, y hacerlo fuera del trabajo hubiera implicado tener que confesar a mi familia lo que estaba haciendo en realidad en mis horas de trabajo, una conversación a la que, por circunstancias que no vienen al caso, no estaba dispuesto a enfrentarme. Suena tan estúpido e inmaduro como parece, y la cosa quedó ahí... aunque aún hoy sigue acompañándome. 

Tomándomelo ya con más calma, empecé a repasar otros campeonatos celebrados antes del triunfo de 1999. Por suerte o por desgracia, de esos no había tantos y la vida me iba llevando ya por otros caminos, así que las publicaciones se fueron espaciando en el tiempo, más o menos como la presencia destacada de las selecciones españolas masculinas en esos torneos de categorías inferiores. Ganamos el Mundial de verdad, desembarqué en Twitter y fui escribiendo para otros blogs corales, hoy ya extintos en su mayoría, usando en ocasiones los conocimientos adquiridos durante la creación de esta bitácora y logrando por el camino otro par de entrevistas muy interesantes, las de los exfutbolistas Luis Martínez y Leo Bermejo. Pero, aunque tenía un puñado de fieles y agradables seguidores, era evidente que el interés y alcance del blog eran muy limitados, y "Recuerdos de Nigeria" se fue apagando poco a poco.

En 2014, coincidiendo con el decimoquinto aniversario de la cita nigeriana, reescribí y completé el blog en una serie de artículos más y mejor documentados para la revista virtual "Cuadernos de Fútbol" que publica el CIHEFE (serie a la que luego se sumaron otros artículos sobre el resto de participaciones españolas en los mundiales sub'20), y luego Borja García, otro gran tipo al que conocí en Twitter y que cubrió aquel mundial juvenil para el diario As antes de abandonar el periodismo, le insufló un último aliento de vida al blog con un par de artículos recordando su experiencia. Luego, todo fue quedando atrás. Poco a poco dejé de escribir en todos los sitios, cerré hasta mi cuenta tuitera, y me dediqué a mis labores.

Pero desde hace tiempo creo que este camino merecía algo más que un final abierto y abandonado. Un cierre oficial que llega hoy, ocho años después de su hora. ¿Ha tenido algo que ver que Bojan Krkic, imagen de cabecera del blog desde que Toni8 tuviera a bien diseñar ese banner, acabe de anunciar su retirada? Pues seguramente. 

Sé que en alguna parte queda un libro por escribir. Sigo pensando que ese torneo tiene que importarle a alguien más que no estuviera allí, que a alguien le interesará saber más sobre un torneo complejo a todos los niveles en el que un puñado de juveniles españoles campeonaron sobreponiéndose a circunstancias que solo ellos saben y que, tal vez, podrían animarse a contar. Sobre todo ahora que cualquier excusa parece válida para publicar un libro sobre fútbol o sus alrededores. Quiero creer que sí. Puede que alguien lo haga algún día, quizás incluso el año que viene, aprovechando que se cumplen 25 años del evento. Puede que alguien cuente también lo poco que han ganado las selecciones masculinas españolas desde que dejé de actualizar el blog, y que pida explicaciones a quien corresponda por el hecho de que España lleve desde 2013 sin aparecer por un Mundial sub'20 masculino. O puede que alguien decida empezar un "Recuerdos de Uruguay" y cuente lo mucho que han ganado en este tiempo las selecciones femeninas: entre otras cosas, lo que ellos nunca pudieron, el Mundial sub'17, y encima por duplicado. Ojalá. El fútbol, la blogosfera, las redes sociales, han cambiado mucho en estos catorce años. Yo también, o puede que no tanto: ese libro, esos blogs, no los escribiré yo. Casi seguro. 

En fin, que esto se acaba aquí. Pero, si os apetece, aquí mismo podéis ver aquel España-Japón del 24 de abril de 1999 íntegro y con los comentarios de la tele japonesa, al menos hasta que YouTube así lo quiera. Gracias a todos por venir alguna vez, y disfrutad recordando mientras os aguante la memoria.



domingo, 22 de marzo de 2015

1997, Mundial sub'20: Gris anonimato

Puede que el Mundial sub’20 de Qatar se cerrara de manera decepcionante para España, pero aquel año 1995 sí acabó marcando un hito en la historia de nuestro fútbol juvenil: por primera vez desde que la UEFA empezó a organizar el torneo allá por 1955, la selección española se proclamó Campeona de Europa sub’18. Debido a las peculiaridades del formato, forzadas por el progresivo aumento de naciones participantes, España no empezó su camino hacia el título continental juvenil hasta pocas semanas después del Mundial de Qatar, cuando superó a Rumanía y Ucrania en una ronda previa disputada en Palencia en el mes de mayo. En ese triangular jugaron varios de esos chavales que se habían hecho famosos para el gran público en el reciente torneo sub’20, como César, Mingo, Roger, Toni Velamazán o Joseba Etxeberria; aunque luego Goikoetxea sólo se llevó a los dos primeros a la fase final de Grecia en el mes de julio, con futbolistas de la talla de Rufete, Iván Ania, Miguel Ángel Angulo, Guti, Diego Ribera o Carlitos Domínguez la selección española no tuvo problemas para batir sucesivamente a Hungría (2-1), Turquía (3-0), Países Bajos (2-1) e Italia, a la que derrotó por un contundente 4-1 en la gran final con un triplete del sevillista Carlitos. Cuarenta y un años después, una generación de juveniles españoles podía presumir de ser la mejor de Europa. Algo empezaba a cambiar.
La siguiente temporada, en la que estaba en juego la clasificación para el Campeonato Mundial Juvenil de Malasia 1997, arrancó con una serie de amistosos en Italia y Austria cuyos resultados dejaron bastantes dudas sobre el futuro de la nueva generación, que perdió contra Italia, Francia y Alemania y sólo pudo superar a la selección austriaca. Por suerte, las cosas mejoraron en los partidos oficiales. En la primera fase previa del Campeonato de Europa, en octubre de 1995, los de Goikoetxea viajaron a Eslovaquia para medirse en un triangular a la selección local y a Ucrania. Una victoria por 2-1 sobre los ucranianos y un 0-0 ante los anfitriones bastaron para certificar el pase a la siguiente ronda, una eliminatoria a ida y vuelta contra Noruega que se disputaría entre abril y mayo de 1996. Con el rodaje adquirido en la “Copa del Atlántico” grancanaria y el “Memorial Paolo Valenti” en tierras italianas, España no tuvo problemas para superar a los nórdicos (3-1 en la localidad oscense de Monzón y 0-4 en Oslo) y obtuvo su billete para la fase final del Europeo sub’18.
Como era y sigue siendo habitual, el torneo se disputó a finales de julio, en esa ocasión en Francia y Luxemburgo, y, como sucediera en 1993, cuando expiró el contrato de Chus Pereda, España no contó en esa fase final con el seleccionador que había logrado la clasificación. El contrato de Andoni Goikoetxea finalizaba el 31 de julio de 1996 pero Javier Clemente decidió finiquitar a su ayudante un mes antes, tras la eliminación en la Eurocopa de Inglaterra, a raíz de unas declaraciones en las que Goiko se quejó del ostracismo al que se veía sometido en su trabajo. Responsable máximo de todas las categorías de la selección, en los últimos meses Clemente había asumido un mayor protagonismo en los equipos que teóricamente estaban a cargo de su segundo, como la sub’21, a la que el seleccionador absoluto dirigió en la fase final del Europeo celebrada en Barcelona en el mes de mayo, y la olímpica, cuya lista de convocados para los Juegos de Atlanta fue anunciada directamente por Clemente sin contar con Goikoetxea. Detalles que, unidos a las tensiones surgidas durante la concentración de la Eurocopa, aceleraron el adiós de un Goikoetxea que ya había anunciado su intención de buscarse un banquillo en algún club cuando acabaran los Juegos Olímpicos.
El equipo español que compitió en el Mundial sub'20 de Malasia 1997
(Marca, 16/06/1997)

sábado, 24 de enero de 2015

1991, Mundial sub'20: El final de una era

Poco más de tres meses después de que su selección conquistara el Campeonato Mundial Juvenil de Arabia Saudita 1989, Portugal era designada sede de la siguiente edición. La candidatura lusa fue la elegida por el Comité Ejecutivo de la FIFA entre las de una docena de países, siendo la de España una de las derrotadas. Los bajos costes de organización (Coca-Cola seguía ocupándose de sufragar las estancias de las selecciones) y la cada vez mayor repercusión televisiva del evento despertaban el interés de muchas federaciones, pero la FIFA seguía prefiriendo naciones que no hubieran albergado ningún Mundial absoluto, un criterio del que únicamente se había apartado en 1983, cuando quiso llevar el campeonato juvenil a la CONCACAF y sólo encontró las candidaturas de México y Guatemala. Por tradición futbolística, tamaño y fechas, la portuguesa era la mejor alternativa; además, su elección suponía un premio añadido al título conseguido por Portugal en Arabia Saudita, que había generado un grandísimo impacto entre la afición de nuestro país vecino. Y como en el Mundial sub’16 de ese mismo 1989, en Escocia, los más jóvenes también habían protagonizado una brillante actuación al acabar terceros, en Portugal confiaban en que esa nueva generación repitiera triunfo en casa.
Perdida la opción de clasificarse automáticamente como país anfitrión, España tuvo que concentrarse en el difícil camino hacia el Mundial juvenil, que había arrancado ya en noviembre de 1988 con el primer partido de clasificación para el Campeonato de Europa sub’18 de 1990. Tras las victorias iniciales ante Dinamarca (4-2) y Austria (1-2), se perdió en la visita a los daneses (2-0), pero la igualdad entre los demás rivales no penalizó ni ese tropiezo ni el posterior empate en casa contra Rumanía (0-0). España sumó dos nuevas victorias frente a Austria (3-1) y Rumanía (1-3) y lideró el grupo con nueve puntos, por los seis de Dinamarca y Rumanía y los tres de Austria.
A finales de julio de 1990, España viajó a Hungría para disputar la fase final del Campeonato de Europa sub’18. Seguía vigente el formato de eliminatorias directas desde cuartos de final, por lo que ganar el primer partido ante Irlanda significaba garantizarse una de las cinco plazas europeas en el Mundial sub’20 de Portugal 1991 (la sexta era, lógicamente, para el país anfitrión). No tuvo España excesivos problemas para conseguir su billete: aunque no pudieron abrir la lata irlandesa hasta la segunda parte, los de Pereda se hicieron con una fácil victoria por 3-0. En semifinales esperaba precisamente Portugal, cuya buena actuación en el Europeo confirmó que llegaría a su Mundial como una de las grandes favoritas. Con varias bajas en defensa, España se mostró muy insegura y no pudo levantar el 1-2 con el que se llegó al descanso. El Campeonato de Europa juvenil seguía siendo inaccesible para la selección española, que sumaba ya más de treinta y cinco años sin conquistar el título. Al menos, pudo despedirse de esa edición con una victoria por 1-0 ante Inglaterra en el partido por el tercer puesto. Por segunda ocasión consecutiva, la URSS se proclamó campeona de Europa sub’18 al derrotar a Portugal (esta vez en los penaltis), mientras que Suecia e Irlanda completarían la representación del Viejo Continente en el Mundial juvenil de 1991.

Parte de la plantilla de España para el Mundial sub'20 de Portugal 1991
(Marca, 14/06/1991)

martes, 23 de diciembre de 2014

1989, Mundial sub'20: Fiasco en Arabia

Tras el brillante e inesperado subcampeonato alcanzado en la URSS 1985, la selección española volvió a faltar a la siguiente cita mundialista sub’20. El Campeonato de Europa sub’18 había cambiado de formato tras la edición de 1984, pasando a celebrar sus fases finales cada dos años y con sólo ocho equipos en lugar de dieciséis, que además se tendrían que jugar el título continental en formato de copa desde cuartos de final. La clasificación, por tanto, se hacía mucho más complicada, y España sufrió pronto esa nueva dureza. Encuadrada en la liguilla de clasificación con Luxemburgo, Francia y Yugoslavia, la selección española juvenil acabó tercera de grupo y quedó fuera del torneo. Pese a que por aquellas convocatorias desfilaron jugadores de la talla de Villarroya, Rafa Alkorta, Nando, Cristóbal Parralo, Guillermo Amor, Juan Carlos Mandía o Santi Aragón (además de algunos subcampeones mundiales como Unzué, Ferreira, Lizarralde, Nayim o Losada), la falta de cohesión de un grupo que cambiaba mucho de un partido a otro y la fortaleza de los rivales dejaron a España muy lejos de cualquier opción mundialista.
Fue precisamente Yugoslavia, que lideró el grupo clasificatorio pero sólo pudo acabar quinta en ese Europeo de 1986 (que ganó la República Democrática Alemana), la que un año más tarde inscribiría su nombre con letras de oro en el palmarés de los mundiales juveniles. En Chile 1987, los Robert Prosinecki, Predrag Mijatovic, Davor Suker, Zvonimir Boban, Robert Jarni, Dubravko Pavlicic, Branko Brnovic o Igor Stimac escribieron una de las páginas más memorables de los campeonatos sub’20, con una victoria que la guerra les impediría intentar reeditar unidos en categoría absoluta.
Para cuando Yugoslavia ganaba el título mundial en Chile, la nueva selección española sub’18 ya había encarrilado su presencia en la siguiente fase final del Europeo juvenil, la de 1988. En un grupo en el que también figuraban Luxemburgo y Malta estaba claro que todo se iba a decidir en los duelos directos entre España e Italia, y los de Pereda habían golpeado primero al derrotar a los transalpinos en su casa por 0-1 en marzo de 1987. Los demás choques se resolvieron por goleada (0-4 y 7-0 a Luxemburgo y 6-0 a Malta) antes de recibir la visita de Italia en el mes de noviembre. Con otra victoria por la mínima, España se aseguró el liderato y cerró la fase previa con un intrascendente 0-2 en Malta y un imponente registro de seis victorias en seis partidos, con veintiún goles a favor y cero en contra.
La fase final del Campeonato de Europa sub’18 se disputó a finales del mes de julio de 1988 en Checoslovaquia. Había seis plazas en juego para el Mundial de Arabia Saudita 1989, de modo que vencer en cuartos de final garantizaba la clasificación; en caso de derrota, aún quedaría una última opción en un partido contra otro de los eliminados. 
Alineación de España en el Mundial sub'20 de Arabia Saudita 1989
(extraída del Informe Técnico oficial del campeonato)

jueves, 20 de noviembre de 2014

1985, Mundial sub'20: Un equipo para la Historia

Después de haber sido la única selección europea que conseguía disputar los tres primeros mundiales juveniles, España falló en la cuarta cita. En el Campeonato de Europa sub’18 de 1982 el equipo de Pereda no fue capaz de sumar ningún punto ante Bulgaria, Polonia y Bélgica, por lo que los Juan Carlos Ablanedo, Ricardo Serna, Eloy Olalla o Miguel Pardeza no pudieron viajar a México el verano siguiente. Allí, Brasil obtendría su primer título mundial sub’20 gracias a la actuación de hombres como Jorginho, Dunga o Bebeto, aunque el mejor jugador y máximo goleador fue Geovani Silva, que luego tendría una buena carrera pero no tan destacada como la de algunos de sus compañeros. Otros futuros grandes futbolistas presentes en aquel campeonato fueron Marco van Basten, Toni Polster, Luis Islas, Óscar Dertycia, Rubén Sosa, José Luis Zalazar, Tab Ramos o Wilfred Agbonavbare, por citar algunos de los más conocidos para los aficionados españoles. Con más de un millón de personas en las gradas, el de México 1983 fue un gran Mundial sub’20 en todos los aspectos.
La no clasificación de los juveniles para ese campeonato fue un pequeño jarro de agua fría para un fútbol que estaba a punto de recibir un mazazo aún mayor. En lo que nos ocupa, el fiasco de España’82 supuso el nombramiento de Miguel Muñoz como nuevo seleccionador absoluto pero no implicó más cambios en el organigrama técnico de la Federación Española, por lo que Jesús Pereda se mantuvo al frente de la sub’18. Después de otro irregular papel en el Europeo juvenil de 1983 (tras eliminar a Países Bajos en la ronda previa, se perdió con Inglaterra, se ganó a la URSS y se empató con Escocia para quedar otra vez fuera de la lucha por el título), el Campeonato de Europa sub’18 de 1984 se presentaba como un nuevo examen para el fútbol base español. En el horizonte, el Mundial sub’20 de Chile 1985, primero que acogería Sudamérica.
Llegar no fue sencillo. En marzo, en la eliminatoria de acceso a la fase final del Europeo, hubo que deshacerse de un duro rival: Francia. Tras perder por 1-0 en la ida, disputada en la localidad gala de La Rochelle, con un gol en el descuento, en la vuelta en Gijón los juveniles españoles se vieron nuevamente por detrás en el marcador a la media hora de juego. Por suerte, el equipo se rehízo rápidamente y la remontada se culminó en la segunda parte con un gol de Goyo Fonseca. Con el 3-1 final, España obtenía su clasificación para el campeonato a celebrar a finales de mayo en la Unión Soviética.
Plantilla de España para el Mundial sub'20 de la URSS 1985
(Marca, 16/08/1985)

jueves, 16 de octubre de 2014

1981, Mundial sub'20: Lo que pudo haber sido y no fue

Mientras Argentina celebraba sobre el césped el título recién conquistado ante la URSS, en el marcador del Estadio Olímpico de Tokio ya se emplazaba a los aficionados para la siguiente edición del Mundial juvenil, a celebrar en 1981 en Australia. Con esta concesión, Joao Havelange cumplía con su promesa de llevar estos campeonatos a todos los continentes que jamás habían organizado un evento FIFA: tras África y Asia, Oceanía completaría el círculo evangelizador iniciado en Túnez 1977. Además, plenamente aceptado por el mundo del fútbol y consolidado en su estructura bienal sub’20, el “Torneo Mundial de Juveniles por la Copa Coca-Cola” cambiaba su nombre y adoptaba una denominación algo más formal: el de Australia sería el primer “Campeonato Mundial Juvenil por la Copa Coca-Cola”.
Podríamos decir que el largo y tortuoso camino a la isla continente empezó oficiosamente para España en noviembre de 1979, apenas dos meses después del Mundial de Japón, en la prestigiosa “Copa Príncipe Alberto” que se celebraba anualmente en Montecarlo en honor del entonces joven heredero monegasco. Tras las primeras pruebas de la primavera, el torneo de Montecarlo sirvió para que Jesús Pereda y José Emilio Santamaría comenzaran a trabajar de lleno con el bloque que debería luchar por su presencia en el “Torneo de Naciones de la UEFA” de 1980, que daría acceso al Mundial sub’20 de 1981.
En Mónaco, pese a contar con jugadores de la talla de Andoni Zubizarreta, Roberto Fernández, Urbano Ortega o Ángel Pedraza, por citar a algunos de los que luego tendrían una carrera más exitosa como profesionales, España acabó en una discreta sexta posición, generando dudas de cara a los compromisos oficiales del año siguiente. Sin embargo, con la incorporación de Jose Mari Bakero y, sobre todo, de José Miguel González Martín del Campo, “Míchel” (al que Pereda usaba en muchas ocasiones como falso delantero centro), ambos de escasos diecisiete años, el equipo mostró claros signos de mejoría en los dos amistosos disputados en casa contra Portugal (2-0) y Rumanía (0-0) a comienzos de 1980. Unas buenas sensaciones que se confirmaron en la eliminatoria de acceso al Europeo juvenil, en la que la selección jugó con brillantez y derrotó sin problemas a Suiza en ambos partidos: 3-0 en Ciudad Real y 0-2 en la encerrona que prepararon los suizos en un minúsculo campo de Altstätten.
Plantilla de España para el Mundial sub'20 de Australia 1981
(Mundo Deportivo, 01/10/1981)

miércoles, 17 de septiembre de 2014

1979, Mundial sub'20: España y un Sol naciente

A pesar de todas las dificultades y dudas surgidas en torno a la creación de los campeonatos mundiales juveniles, para cuando el balón dejó de rodar en Túnez casi todo el mundo había asumido ya que el proyecto de Havelange era, en general, una buena idea. Así lo demuestra el hecho de que la FIFA tenía entonces sobre la mesa nada menos que seis candidaturas para albergar la edición de 1979: las de Estados Unidos, Irán, Australia, Japón, Uruguay y Países Bajos. El caso del país europeo era especialmente significativo, ya que la federación neerlandesa era una de las que había respondido negativamente a la invitación inicial que la FIFA había hecho a sus miembros para participar en la primera edición. Dos años después, Países Bajos no sólo quería jugar el torneo, sino que pretendía organizarlo. Su candidatura, sin embargo, tenía poco que hacer en esa carrera, porque la FIFA pretendía seguir llevando su torneo juvenil a países donde el fútbol estuviera prácticamente en pañales.
Eso sí: esta vez también se querían evitar los problemas sufridos en Túnez, así que las propuestas de Japón, Australia y Estados Unidos parecían partir con cierta ventaja, pues eran países desarrollados, con buenas infraestructuras deportivas y hoteleras y capaces de captar más patrocinadores y televisiones para la causa. Finalmente, el 14 de enero de 1978, un día antes del sorteo de la fase de grupos del Mundial de Argentina, el Comité Ejecutivo de la FIFA eligió a Japón como sede del segundo “Torneo Mundial de Juveniles por la Copa Coca-Cola”, que además ampliaba su rango de edad y se abría a jugadores menores de 20 años (se permitió la participación de futbolistas nacidos a partir del 1 de agosto de 1959). Entonces era difícil adivinarlo pero, tras el experimento sub’19 de Túnez 1977, aquel campeonato se acabaría convirtiendo en el espaldarazo definitivo que consagraría a los Mundiales juveniles como un torneo de referencia en todo el planeta.
Y todo porque el país del Sol Naciente alumbró el nacimiento de la que sería la estrella más brillante del firmamento futbolístico durante los siguientes quince años: un pibe argentino que, con el 10 a la espalda, quiso sacarse la espinita de no haber sido incluido en la escuadra definitiva para el Mundial absoluto del año anterior. Sin haber cumplido los diecinueve y con el mismísimo César Luis Menotti en el banquillo, Diego Armando Maradona Franco hizo y deshizo a su antojo para decirle al mundo (y al Flaco) que no había nadie mejor que él. Y el mundo lo vio y tomó nota y, desde entonces, los mundiales juveniles se convirtieron en una especie de dorada California de 1849 a la que aficionados y clubes comenzaron a acudir en masa para intentar descubrir al nuevo crack del futuro. El tiempo acabaría por confirmar que el oro puro suele escasear, pero no resulta descabellado afirmar que, con su deslumbrante actuación en Japón, Maradona hizo más por la promoción de estos campeonatos que Joao Havelange, Harry Cavan, Joseph Blatter (que en 1979 proseguía su meteórica ascensión y ya era secretario del comité organizador del torneo) y el resto de ejecutivos de la FIFA juntos.
Y, aunque su presencia en aquella edición no acabara pasando a la historia como la del “Pelusa”, España también estuvo allí. 
La expedición española que viajaría al Mundial juvenil de Japón 1979
(Fuente: Marca)