sábado, 29 de agosto de 2009

2007, Mundial sub'17 (III): Bojan nos deja a las puertas del cielo

3-0

Desgraciadamente, el primer protagonista del partido de octavos de final ante Corea del Norte se encontraba a miles de kilómetros de Ulsan. Aquel 29 de agosto España lloraba todavía la muerte el día anterior del sevillista Antonio Puerta, y en Corea el cielo quiso sumarse a ese llanto con una imponente tromba de agua que acompañó a las dos selecciones durante gran parte del encuentro. Bajo la incesante lluvia nuestros chavales salieron conjurados para dedicar la victoria a aquel joven que tan bien conocía el equipo técnico de la selección y, después de unos primeros minutos de tanteo y resbalones varios (que propiciaron alguna situación peligrosa en el área española), en los que el dominio correspondía a España aunque las ocasiones no terminaban de llegar, Bojan apareció para marcar el camino a sus compañeros. Había que probar desde fuera, alejarse de la tupida defensa norcoreana y aprovechar las condiciones del terreno para ponerlas de nuestro lado, y a ello se aplicó sobrepasado el minuto veinticinco. Primero avisó con un disparo que rozó la escuadra y, tras una ocasión similar de Fran Mérida, su alumno más aventajado, que puso a prueba al portero asiático, recibió de espaldas un balón en la frontal y con un control orientado dejó literalmente tirado a su defensor para luego lanzar un derechazo envenenado que se coló imparable junto al poste. Un golazo en toda regla que empezaba a cimentar la victoria española, que acabó por certificarse al poco de empezar la segunda parte cuando el propio Bojan repitió la jugada de su segundo gol ante Honduras, entrando en el área por la parte izquierda, recortando hacia dentro y disparando con celeridad, en este caso hacia el segundo palo. Otro gran gol para el nueve español, que estaba disfrutando del partido y también colaboró en la jugada del tercer tanto con un gran pase en profundidad para Isma López, que vio la entrada de Iago Falqué y le envió un balón preciso que el gallego no desaprovechó. Faltaban más de veinte minutos y con el duelo visto para sentencia el interés se centraba en ver si seguirían cayendo los goles y en si Bojan sería capaz de firmar un triplete. Se intentaron ambas cosas pero la pólvora parecía definitivamente mojada y el partido acabó con ese 3-0 y la sentida dedicatoria de Santisteban para los familiares de Puerta.

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Los octavos de final nos dejaron el primer eliminado de postín. Al igual que sucediera en el sub'20 de Canadá, Brasil no pudo superar la primera eliminatoria al caer derrotado ante Ghana por 1-0, pese a jugar toda la segunda parte con un hombre más que los africanos. Un error garrafal del meta brasileño propició un polémico gol fantasma que subió al marcador y a la postre supuso la eliminación. Con mucho orden y esa pizca de fortuna, Ghana refrendaba su buen papel en la primera fase y se colgaba sin tapujos el cartel de favorita, colocándose en el hipotético camino a la final de una España que primero debería superar a Francia. Nuestro clásico archienemigo había sufrido para vencer a Túnez en el tiempo extra, al que se llegó con empate a uno, pero en la prórroga los norteafricanos se vinieron abajo físicamente al quedarse con diez y Damien Le Tallec certificó la victoria gala con dos goles más. También se llegó a la prórroga en el Perú-Tayikistán, aunque en este caso hubo que esperar a los penaltis para saber cuál de estos sorprendentes conjuntos alcanzaría los cuartos. Finalmente la suerte sonrió a los sudamericanos, que tendrían que vérselas con Ghana por un puesto en las semifinales. Por la otra parte del cuadro sólo hubo emoción en el partido a priori más destacado, el que enfrentaba a Nigeria y Colombia. Los cafeteros dominaron la mayor parte del encuentro y se adelantaron mediada la segunda parte, pero en el último cuarto de hora los nigerianos lograron dar la vuelta al marcador y completar un interesante duelo de cuartos de final frente a Argentina. La albiceleste no tuvo problemas para deshacerse de Costa Rica por 2-0, como tampoco los tuvieron Alemania e Inglaterra para superar a Estados Unidos y Siria, respectivamente.



1-1
(4-5)

No suele ser buen síntoma que al finalizar un partido todos coincidan en que el mejor de un equipo ha sido su portero, pero no deja de ser eso, una mala sensación, porque no significa necesariamente que el resultado haya sido malo. Analizándolo en frío, si se dice de un buen guardameta como David De Gea, y justo al acabar un partido de cuartos de final de un Mundial que se ha decidido por penaltis, entonces el significado cambia por completo y se convierte en un reconocimiento para el principal artífice de una clasificación para semifinales de un Campeonato del Mundo. Que fue justo lo que sucedió aquel 1 de septiembre en la isla de Jeju, cuyo maltrecho césped fue escenario de un gran partido entre dos potentes selecciones que demostraron por qué estaban consideradas como dos de las mayores favoritas al título. Tras una primera parte muy seria, casi impropia de unos chavales de diecisiete años por el altísimo nivel táctico mostrado por ambos equipos y que impidió que hubiera la más mínima ocasión de gol, el duelo se desató al poco de comenzar la segunda mitad, cuando Damien Le Tallec culminó una veloz jugada de Henri Saivet. Francia obtenía el premio a su mejor planteamiento, más acorde a su estilo, puesto que con su presión había obligado a España a renunciar a su juego habitual y sólo la extraordinaria labor de Camacho y Ximo en el centro del campo y la disciplina del resto de compañeros en tareas defensivas hasta ese momento había permitido al cuadro español aguantar el tipo bajo la incesante lluvia coreana. Pero con un gol en contra se imponía un cambio y Santisteban se la jugó dando entrada a Jordi Pablo y Dani Aquino por Ximo e Isma López cuando todavía faltaba más de media hora para el final. Como casi siempre la decisión fue la correcta y a partir de ese momento España tomó el mando del partido. Bojan tuvo un par de oportunidades pero no acertó a batir al meta galo, que volvió a lucirse en el minuto 72 en un gran disparo del ariete blaugrana. Sin embargo, su despeje salió largo y cayó a los pies de Iago Falqué, que avanzó y cruzó un peligroso balón que pasó por delante de la descolocada defensa francesa y fue a parar a Jordi Pablo, que había acompañado la jugada desde el lado contrario y se encontró con un regalo que no desaprovechó. Entonces el partido se convirtió en un correcalles, algo propiciado por el bajón físico de la mayoría de jugadores y la falta de un especialista en el centro del campo hispano. De Gea tuvo que emplearse a fondo ante Camara y Francia volvió a dar una sensación de superioridad que se mantuvo durante muchos minutos de la prórroga, en la que España se limitó a buscar a Bojan y Aquino con balones largos y esperar que resolvieran con alguna genialidad, cosa que estuvo cerca de ocurrir en un par de jugadas del barcelonista, que no tenía el día de cara a puerta. Las llegadas de Francia eran más numerosas y peligrosas, y De Gea volvió a actuar en un intencionado cabezazo de Le Tallec. Cuando todo hacía presagiar que iríamos a los penaltis, una rápida acción gala estuvo a punto de helarnos el corazón, pero increíblemente Acapandie, a puerta vacía, chutó alto un balón rechazado por nuestro guardameta. No hubo tiempo para más y en los lanzamientos desde los once metros la figura de De Gea se agrandó aún más al detener el tercer penalti francés. Nadie falló por el lado español y con la última conversión de Dani Aquino la euforia se desató entre los miembros de un equipo que, ahora sí, veían cerca la cumbre.

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En el resto de encuentros de cuartos de final no hubo tanta emoción. Ghana cumplió los pronósticos y derrotó a Perú por 2-0 con goles de sus principales artilleros, Sadick Adams y Ransford Osei, a los que los nuestros deberían vigilar de cerca en las semifinales. El partido estuvo marcado, cómo no, por la intensa lluvia, que perjudicó el juego de toque de los peruanos. Por el otro lado Nigeria venció a Argentina por idéntico resultado, en un partido que llegó al descanso ya con el marcador definitivo y que la albiceleste no fue capaz de remontar en una segunda parte en la que incluso Nigeria pudo haber cosechado un resultado de escándalo a la contra. Quien sí pudo completar la goleada fue Alemania, que en el otro duelo de clásica rivalidad europea superó a Inglaterra por un contundente 4-1 en una vibrante segunda mitad en la que se consiguieron todos los goles, algunos de bellísima factura. Así que en las semifinales se produciría un doble enfrentamiento África-Europa, al más puro estilo Meridian Cup.



2-1

Faltaban sólo unos segundos para el final de un agónico partido de semifinales de un Mundial sub'17. Ya había hecho todo lo que se le podría exigir a la estrella de un equipo en un encuentro como ese, pero Bojan Krkic sentía que todavía podía hacer algo más para su equipo. Tenía que correr, molestar, empujar, evitar que Ghana colgara un último balón desde el centro del campo. En ese momento era lo único que le importaba, y no había otra cosa en su cabeza, ni el cansancio, ni la pertinaz lluvia, ni la final que ya acariciaba con los dedos. Ni siquiera la amonestación que había visto al poco de empezar la segunda parte. Y por eso no dudó en hacer falta, ni en colocarse delante del balón para impedir un rápido saque ghanés. Una tontería castigada con tarjeta amarilla en el reglamento y, en su caso, con la ausencia en una final mundialista. Y en ese momento, mientras el colegiado brasileño Salvio Fagundes le mostraba la correspondiente cartulina roja a un desesperado muchacho que empezaba a ser consciente de que se iba a perder precisamente aquello por lo que había querido darlo todo, se desvanecieron muchas de las opciones españolas de alzar un título que parece empeñado en sernos esquivo. El choque se presumía complicado, como cualquier semifinal que se precie, y Ghana no quiso dejar lugar a dudas cuando intentó marcar ya desde el mismísimo saque de centro. En esos primeros minutos los africanos se mostraron más asentados sobre el resbaladizo terreno de juego, pero España pronto equilibró el juego aunque sin crear ocasiones. De hecho, la primera oportunidad clara fue para el delantero ghanés Sadick Adams, que tras regatear a De Gea se precipitó en el disparo y estrelló el balón en el lateral de la red. Luego el guardamenta atlético demostró por qué estaba siendo el mejor del campeonato al desviar un cabezazo de Osei, y poco antes del descanso se produjo la jugada tonta del partido, en una doble ocasión española en la que que el defensa Nortey salvó sobre la misma línea de gol sendos remates de Bojan y Falqué. Tras el descanso el empuje ghanés se redobló y España decidió apostar por el contragolpe, un arma que le dio el resultado deseado en el minuto 70, cuando Aquino recibió un buen servicio de Iago Falqué y remató a las mallas tras un primer intento fallido que le sirvió de heterodoxo control y despistó a la zaga africana, que se detuvo pidiendo una inexistente mano del ariete pimentonero. Pero Ghana nunca se rinde y siguió jugando igual, hasta que encontró la oportunidad en un buen pase de Quansah a Adams, quien fusiló a De Gea aprovechándose de la mala colocación de la defensa española. Durante los diez minutos que faltaban para el 90, y también durante la mayor parte de la prórroga, Ghana buscó la victoria con más corazón que cabeza, encerrando a España pero sin crear demasiado peligro a un siempre seguro De Gea. Al igual que contra Francia, los de Santisteban lo fiaron todo a una genialidad de Bojan, y en esta ocasión la moneda cayó de cara. A cinco minutos del final del tiempo extra, el barcelonista peleó y se llevó un balón imposible frente a tres defensores, que cometieron la imprudencia de hacerle falta al borde del área y sobre la línea de fondo. Era el momento de la estrategia, y se volvió a demostrar que los clásicos nunca fallan: movimiento de arrastre de los atacantes, pase raso al punto de penalti y remate del jugador que viene en circulación desde el segundo palo. En este caso Bojan, que pese a no rematar limpiamente consiguió colar el balón entre una maraña de jugadores y puso a España a las puertas del cielo, instantes antes de descender a los infiernos.

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