8-0
Ya sabíamos que del encuentro ante Tahití no íbamos a poder sacar demasiadas conclusiones válidas, y tras ver el partido sólo cabe reafirmarse en tal idea. La diferencia entre los dos conjuntos hizo que el choque transcurriera con un ritmo más propio de un amistoso de pretemporada que de un partido de una Copa del Mundo, y España apenas tuvo que pisar el acelerador para superar a su débil rival. En realidad ayer el partido realmente importante no lo disputó España, porque cuando los nuestros saltaron al césped artificial del estadio Al Salem la noticia ya se había producido. En el primer partido del grupo Nigeria se habia visto sorprendida por la debutante Venezuela, que se impuso por 0-1. La vinotinto empieza a acariciar con la clasificación a octavos y de paso complica ligeramente el panorama del grupo, sobre todo para los africanos. Aunque el triunfo sudamericano no hacía peligrar nuestras opciones, sí que prohibía tropezar, y quizá por ello Milla prefirió no correr riesgos y apostó de inicio por su once de gala, como por otra parte se esperaba. El objetivo evidente era que el equipo se fuera acoplando y empezar con un partido cómodo siempre ayuda a calmar nervios y otorgar confianza a un equipo llamado a hacer grandes cosas en este torneo. Así, Sergio Asenjo ocupó la portería, completamente recuperado de unas molestias estomacales sufridas el día anterior. Por delante del palentino la defensa formó con Azpilicueta y Cote en las bandas y la pareja de centrales Fontàs-Botía. Marcos Gullón se situó como pivote supuestamente defensivo (supuestamente porque la actividad ofensiva tahitiana fue casi inexistente), con Fran Mérida y Parejo ocupando la posición de interiores. Aunque la idea era dibujar un 4-3-3, las características de este trío de centrocampistas y la inoperancia del rival hizo que durante muchas fases del partido viéramos algo más parecido al 4-1-4-1, con mucha movilidad de los hombres ofensivos. Jordi Alba por banda izquierda, Aarón Ñíguez por derecha y Nsue como punta de lanza completaron un once que empezó pronto a marcar la distancia futbolística que le separa del cuadro oceánico. Aunque, curiosamente, tras unos minutos de tanteo el primer acercamiento peligroso correspondió a Tahití, con una falta lateral en el minuto 9 en la que Asenjo midió mal su salida y el central Ludivion estuvo a punto de cabecear a la red. Pero la acción espoleó a una España que respondió contundentemente en la siguiente jugada, en una buena internada de Jordi Alba por la izquierda que culminó con un centro al corazón del área, por donde apareció Mérida completamente desmarcado. Su remate se topó con el meta tahitiano pero el rechace le cayó a Aarón que no perdonó, subiendo el primer tanto al electrónico. El céltico repitió apenas cinco minutos después, cuando aprovechó el error de la defensa rival tras un saque largo de Asenjo para plantarse ante Hauata y batirle con un disparo cruzado. Y el vendaval continuó tras el saque de centro: España recuperó la bola, Aarón recogió un buen pase de Marcos Gullón y cedió a Nsue, que fusiló desde dentro del área. En apenas diecisiete minutos el duelo estaba finiquitado y el equipo de Milla se dedicó a dejar correr el tiempo y buscar diagonales y balones a la espalda de los defensores polinesios, aprovechando que la zaga tahitiana, muy adelantada y más lenta que nuestros atacantes, se prestaba a ello. En el minuto 23 Nsue vio cómo le anulaban un gol por falta previa a un defensor, pero se resarció pasada la media hora cuando culminó la enésima internada de Aarón por la derecha. Después de su doblete, el mallorquín volvió a dar motivos a sus detractores al fallar dos claras ocasiones, sobre todo la primera, delante del portero. Poco más a destacar antes del descanso, sólo un disparo de Jordi Alba que se marchó fuera y una tarjeta amarilla a Aarón por desplazar el balón, una tontería que ojalá no tenga que lamentar en posteriores (y mucho más importantes) encuentros.
De momento seguro que tuvo tiempo para recapacitar sobre la acción, porque Milla decidió dejar a la estrella de la primera parte en el vestuario (por unas molestias en el tobillo) y dar la alternativa al zaragocista Ander Herrera. Cuesta decir si lo hizo bien, porque si ya en la primera parte el ritmo había sido bastante lento, en la reanudación bajó todavía un poco más. Tahití se replegó ligeramente y los minutos fueron pasando despacio, entre lentas circulaciones de balón de la zaga española y algún intento de acercamiento sin demasiado énfasis. Pese a estar jugando al tran-tran, España hiló algunas jugadas de calidad, como la que acabó con un disparo cruzado de Mérida o la que Nsue estrelló en el travesaño, todo en el primer cuarto de hora. El quinto gol se hacía de rogar y por momentos pareció que no llegaría, tal era la calma con la que discurría el partido. Pero faltando un cuarto de hora Fran Mérida lo intentó desde lejos, el guardameta tahitiano decidió colaborar con la causa y el balón entró casi por el centro de la portería. Entonces, como ocurriera en la primera parte, los demás goles llegaron en cascada. Kike, que había sustituido a Nsue, anotó los dos siguientes, el primero tras una gran jugada por banda de Azpilicueta y el segundo al culminar una buena acción individual, y ya cerca del noventa Ander Herrera redondeó la goleada al recoger un nuevo balón en largo a la espalda de los centrales y deshacerse de la desesperada salida del meta polinesio. Ocho tantos en un simulacro de partido que nos dejan un cómodo colchón de goles para resolver hipotéticos empates a puntos y de los que, como decíamos al comienzo, pocas conclusiones más podemos extraer. Para eso hace falta ver al equipo ante un rival más potente, y afortunadamente no tendremos que esperar mucho: el lunes a las 4 de la tarde nos espera una Nigeria herida que seguro que nos pondrá en más apuros que esta noble selección de Tahití, que mucho deberá mejorar si no quiere marcharse de Egipto con el dudoso honor de haber sido el peor equipo presente en un Mundial juvenil.
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Interesante valoración del partido, aunque también creo que pocas cosas podemos sacar de este partido, falta ver el partido contra Nigeria, que se juega el pase.
ResponderEliminarSaludos desde http://ojeadorinternacional.blogspot.com/
Realmente lo único que se puede destacar es que Aarón ha llegado bien de forma (esperemos que no sea nada lo del tobillo) y que en las jugadas de estrategia van a buscar mucho los disparos de Cote, del resto poco más se puede decir. El grupo está interesante, porque Venezuela está virtualmente clasificada y Nigeria debería puntuar ante España si no quiere llegar al partido con Tahití obligada a meter un saco de goles para salir favorecida de posibles empates con las terceras de otros grupos (recordemos que pasan los dos primeros y los 4 mejores terceros). Al final pasaremos los tres, pero no es lo mismo ser primera que tercera porque en teoría los cruces cambian mucho.
ResponderEliminarA ver si hoy por la tarde contra Nigeria logramos como mínimo el empate, está claro que con Tahití no se puede sacar nada en claro pero para posibles empates no está nada mal la goleada.Saludos
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